Economía americana
Derrumbe economía hondureña

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El reciente anuncio del derrocado presidente Manuel Zelaya, en la Asamblea General de   Naciones Unidas, de que no intentaría la reelección presidencial mediante una reforma constitucional durante su restante periodo   que termina en enero de 2010, allana el camino a la  búsqueda de una solución parcial a la grave crisis gubernamental hondureña, pero no a la profunda debacle estatal y económica que sufre aquel país.

El golpe de Estado perpetrado por la fracción oligárquico tradicional contra el gobierno de Zelaya, en forma de expulsión criminal del presidente a Costa Rica a cargo de las fuerzas armadas y designación inconstitucional de Roberto Micheletti como gobernante de facto, persigue el control estricto de todos los poderes estatales,  la continuidad de los lazos de dependencia con entidades transnacionales y la defensa exclusiva de sus intereses corporativos, en desmedro tanto de la fracción oligárquica defensora de la implementación de un proyecto de reforma de Constitución nacional, relaciones exteriores y re-vinculación con las masas, como de las aspiraciones de mejoría de vida y participación ciudadana de las amplias mayorías nacionales compuestas por las clases asalariadas, campesinas y cuentapropistas.

El programa de hegemonía estatal impulsado por la oligarquía reformista contempla, entre otros puntos importantes, la convocatoria de una espuria asamblea nacional constituyente, la autorización de la reelección presidencial, la consolidación de la incorporación del Estado a la Alternativa Bolivariana para las Américas y El Caribe (ALBA), la ruptura con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y  la negación de aplicación de políticas públicas neo-liberales.

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