Se ha estimado, que en los primeros 25 años del presente siglo, el agotamiento del agua potable disponible va a ascender de más de 50% a menos de 70%, en base a las actuales tasas de extracción y consumación de dicho líquido en las diferentes regiones del mundo. Al mismo tiempo que el suministro de agua de pésima calidad y el carente drenaje de aguas residuales van a cubrir la mayor parte de los asentamientos urbanos y rurales de la Tierra.
De hecho, ya se ha calculado que mil 100 millones de personas en el mundo carecen de agua potable y 2 mil 600 millones cuentan con instalaciones sanitarias inadecuadas, cuyas gravitaciones en la población total del mundo de 6 mil 500 millones equivalen respectivamente al 40% y 17%.
La causa principal de esta grave crisis de supervivencia humana radica en la voraz caza de ganancias por parte de empresas privadas, a costa de la sobre-explotación de las fuentes acuíferas, la devastación de las coberturas forestales y la manipulación de las políticas y presupuestos de los gobiernos y municipios.
La necesaria priorización del uso del agua en términos de consumo hogareño y comunitario, agrario y pecuario, hidráulico y energético, y empresarial productivo se sustituye por la categorización según criterios exclusivamente de rentabilidad.
Mientras muchos negocios privados y viviendas de ricos disfrutan de abasto de agua potable a bajo precio, canalización de aguas servidas a bajas tarifas o permiso de descargas de agua insalubre en suelos y ríos, muchísimas comunidades locales, familias pobres y empresitas cuentapropistas tienen que pagar altos precios por el agua dulce a proveedores privados, habitar viviendas sin grifos e inodoros y soportar las inclemencias de las aguas contaminantes.