Economía Americana
Gran Especulación Bancaria

<STRONG>Economía Americana<BR></STRONG>Gran Especulación Bancaria

LUIS H. VARGAS
La práctica bancaria y financiera de utilizar crecientemente los productos derivados como riesgo de especulación, en vez de cobertura de riesgo, constituye el meollo de la crisis actual que azota la economía y las finanzas internacionales.

En la actualidad, más del 70,0% de los inversores prestamistas recurren a los derivativos –instrumentos financieros de cobertura crediticia o mitigación de riesgo frente a la posibilidad de incumplimiento de las obligaciones de deuda de los prestatarios- como forma de realización de transacciones especulativas, mientras que menos del 30,0% sólo los destinan a la protección de sus portafolios financieros.

Las instituciones bancarias y financieras venden carteras de préstamos y titulizan activos, en base a contratos derivados o pólizas de seguro que dan cuenta de la diversificación y administración del riesgo y la flexibilización del apalancamiento de los préstamos, a los fines de obtener cuantiosos beneficios en la esfera de la circulación de capitales dinerarios, sin ningún soporte firme en la acumulación capitalista de de la esfera productiva.                      

En Estados Unidos, la contratación de los derivados, clasificados como créditos, opciones, swaps y futuros y a plazo, sumó en 2006 el estratosférico monto de 144,8 billones de dólares, repartido en 954 bancos comerciales, correspondiendo a cinco grandes bancos, el 0,52%, el acaparamiento de casi la totalidad de los valores, 140,5 billones –millones de millones- ó 97,06%.

Esta altísima centralización y concentración del riesgo especulativo se confirma a través  la relación entre el producto denominado crédito derivado y el capital en cada uno de los cinco titanes bancarios, desde la mayor exposición riesgosa, US$7,99 en J P Morgan Chase hasta la menor, US$1,56 en Wachovia.

En consecuencia, no debe de extrañar en la presente coyuntura que la banca de inversión estadounidense demande a gritos el auxilio de la mano visible de la intervención estatal, en tanto los publicistas de Wall Street predican la salvación representada por la mano invisible del mercado. De todos modos, es importante que se sepa que las fórmulas de salvataje federal que ya van desde la inyección dineraria hasta la bajada de la tasa de redescuento, no constituyen una salida de la crisis de los mercados inmobiliario, bursátil y crediticio, la cual pasa ineludiblemente por la fulminación de los capitales, estimada  en  casi seis billones al día de hoy.   

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