BRASILIA (AP).- La economía brasileña creció 2,7% en 2011, ligeramente abajo de las expectativas oficiales y lejos de la expansión de 2010, que había sido de 7,5%, informó el martes el organismo oficial de estadística.

El aumento del producto interno bruto (PIB) en el cuarto trimestre del año pasado fue de 0,3% comparado con el período inmediatamente anterior de 1,4% respecto del cuarto trimestre de 2010, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística.

El ministro de Hacienda, Guido Mantega, quien había vaticinado un crecimiento de 3% para el año pasado, dijo a periodistas que la expansión no fue mayor porque el gobierno debió adoptar medidas fiscales y monetarias restrictivas para contener un brote inflacionario en el primer semestre de 2011.

Adicionalmente, en el segundo semestre del año el país se vio «sorprendido» por el resurgimiento de la crisis financiera en los países industriales, que también afectó a la economía brasileña, en especial a su sector industrial.

«A lo largo del segundo semestre el gobierno brasileño comenzó a tomar medidas para revertir las políticas restrictivas y pasó a crear estímulos para la industria», mientras el Banco Central redujo las tasas de interés para ampliar la oferta de crédito, comentó Mantega. Con ello, el último trimestre del año pasado mostró una tendencia de aceleración del crecimiento.

Mantega espera que la tendencia continúe en 2012, para el cual mantuvo su proyección de 4,5% de expansión del PIB.

En valores corrientes, el PIB brasileño alcanzó en 2011 4.143 billones de reales, equivalente a 2.394 billones de dólares al cambio actual. Los sectores que más crecieron en 2011 fueron el agropecuario (3,9%), los servicios (2,7%) y la industria (1,6%), según el instituto oficial. Mantega destacó como un aspecto relevante del crecimiento del año pasado el aumento de 4,7% en las inversiones, por encima del crecimiento del PIB, lo cual ayudó a sustentar a la economía en momentos de crisis.

Pese a mantener su optimismo para 2012, el ministro reconoció que existen preocupaciones por la desaceleración de la economía mundial y por la aplicación de políticas monetarias expansionistas en los países avanzados, que perjudican a la industria local al provocar la valorización de la moneda brasileña, el real, y reducir su competitividad.