El ejercicio intelectual preferido ahora es intentar denigrar a China, no importa en que, la cuestión es minimizarla aún contra cualquier evidencia y a riesgo de quedar mal cuando, no muy lejos en el tiempo, se demuestre lo contrario. No pocas veces prefieren asumir el riesgo por tal de hacerle un inútil favor a quienes, de oficio, atacan y tratan de contrarrestar a Beijing, no compitiendo en buena lid sino poniéndole piedras en el camino hasta el momento en que la ciencia y capacidad china pulverizan esas piedras, entonces se ofenden y ofenden.
Por doquier puede leerse, y escuchar, vaticinios catastróficos sobre el comportamiento de la economía china marginando toda evidencia. En las economías no hay misterios, pero hay diferencias. Las realidades oficiales occidentales, especialmente EEUU y la Unión Europea, están en crisis; Alemania, oficialmente en recesión y otros se acercan al derrumbe, eventualmente hasta Washington. El conjunto, se dijo ahora, apenas crecerá 0.8%, todavía sujeto a ajuste, en tanto EEUU tampoco se sabe si llegue a 1%.
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Con toda seguridad China crecerá mucho más que todos ellos; oficialmente se mantiene el pronóstico de 5% que, para organismos globales, será mayor, el Banco Mundial acaba de proyectar un 5,1%. ¡Insoportable sufrimiento para algunos!, cuando, en verdad, resultaría una bendición para la economía planetaria que así fuese. Tendría un gran impacto positivo por los cuatro puntos cardinales. China influye un 33% en el crecimiento global. Sin embargo, hay quienes, aun beneficiándose lo sufren.
Un análisis reciente destacaba que en los últimos 4 años China creció 19,2%, mientras EEUU lo hizo un 7,5%, o sea, Beijing creció 2,5 veces más rápido que Washington – ¡terrible! – y recuérdese que EEUU fue la economía con mejor comportamiento en Occidente. Si se tomase como referencia el PIB per cápita la economía del gigante aumentó 3 veces más rápido que EEUU. Sin embargo, la narrativa de políticos y medios cerca del Potomac, conscientes de que es mentira, aseguran que a Washington le va mejor que a Beijing. Sin análisis, otros lo repiten.
Frustrada y absurda propaganda electorera porque mucho antes de las elecciones los datos hablarán con claridad. No importa, algo nuevo se inventarán. Beijing avanza con su modelo e ignora las debilidades del modelo occidental mientras occidente ignora las fortalezas del modelo chino.
Por favor, recuérdenme este artículo a finales de año.