La economía de China selló su primera aceleración anual desde 2010, lo cual apuntala el crecimiento global y da a las autoridades un mayor margen para eliminar el endeudamiento excesivo.
El producto interno bruto creció 6,8 por ciento en el cuarto trimestre con respecto al mismo período del año anterior, en comparación con el 6,7 por ciento previsto en una encuesta de Bloomberg. El crecimiento anual subió de 6,7 por ciento en 2016 a 6,9 por ciento.

Una reflación del sector industrial y un alza mundial que impulsa las exportaciones están dando margen para que el presidente Xi Jinping ataque los riesgos de la deuda, uno de los principales objetivos de Pekín para los tres próximos años.
En tanto la inflación de los precios al consumidor continúa frenada y la moneda firme, el banco central ha podido ajustar las clavijas en algunas áreas sin aumentos de la tasa de interés de referencia, si bien una minoría de economistas está comenzando a anticipar dicha medida.

“La economía avanza a una velocidad impresionante, superando con visible soltura posibles bandas de frenado”, dijo Frederic Neumann, codirector de investigación para la economía asiática en HSBC Holdings Plc en Hong Kong. “Si China mantiene su velocidad actual, el próximo freno será la inflación. Por ende, cierto enfriamiento del impulso de crecimiento al comienzo de 2018 sería bienvenido para reducir las presiones sobre los precios”.

“Reestructuración es un término demasiado fuerte”, dijo Tom Orlik, economista jefe de Bloomberg para Asia en Pekín. “Hay todavía una montaña de deuda y grandes problemas estructurales por resolver. Pero en comparación con los temores de un aterrizaje de emergencia a comienzos de 2016 y las expectativas de una desaceleración pronunciada al comienzo del año, la economía china tuvo un desempeño destacado en 2017”.

En un año que se inició con temores de una guerra comercial con un Donald Trump recientemente electo, las exportaciones volvieron a convertirse en un motor de crecimiento para la fábrica del mundo.