Washington. La economía estadounidense se redujo entre abril y junio por segundo trimestre consecutivo, con una contracción del 0,9% anual, elevando los temores de una recesión inminente, informó el Departamento de Comercio el jueves.
Esta caída del Producto Interno Bruto la medida más amplia de la economía siguió a la contracción de 1,6% anual en el primer trimestre del año.
La caída del PIB en dos trimestres consecutivos constituye un indicador informal, aunque no definitivo, de recesión.
El informe aparece en un momento crucial. Consumidores y empresas padecen los efectos de una fuerte inflación y el encarecimiento del crédito.
El miércoles, la Reserva Federal aumentó su tasa de interés referente en tres cuartos de punto por segunda vez consecutiva para tratar de contener la inflación más alta de las últimas cuatro décadas.
La Fed intenta lograr un muy dificultoso “aterrizaje suave”: un freno a la economía que logre contener el aumento desenfrenado de los precios sin provocar una recesión.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, y muchos economistas han dicho que, si bien la economía se debilita, no ha caído en una recesión.
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Apuntan en particular al robusto mercado laboral, con 11 millones de ofertas de empleo y una tasa de desempleo insólitamente baja de 3,6%, para insinuar que la recesión, si viene, aún es un hecho lejano.
El cálculo del PIB para el trimestre abril junio, el primero de tres que publica el gobierno, marca una caída drástica respecto del crecimiento de 5,7% del año pasado, la mayor expansión desde 1984, reflejo del vigor con que la economía rebotó luego de la recesión, breve pero brutal, provocada por la pandemia en 2020.
Pero desde entonces, la combinación el aumento de precios con el costo del crédito ha provocado un impacto.
El índice de precios al consumidor del Departamento de Trabajo subió 9,1% en junio respecto del año anterior, a un paso que no se veía desde 1981.
Y a pesar de los aumentos salariales generalizados, los precios suben más rápidamente que las remuneraciones.
En junio, el sueldo horario promedio ajustado por inflación bajó 3,6% respecto del año anterior, la 15ta caída anual consecutiva.