Washington. La economía estadounidense se contrajo 1,6% en el primer trimestre del año, reportó el miércoles el gobierno en una leve disminución respecto de su estimado anterior.
Es la primera contracción del Producto Interno Bruto el indicador más amplio de la producción económica nacional desde el segundo trimestre de 2020, cuando la economía estaba sumida en la recesión debido al coronavirus, y ocurre luego de una robusta expansión de 6,9% en los últimos tres meses de 2021.
La inflación está por alturas que no se veían en 40 años y la confianza del consumidor está disminuyendo. El mes pasado, el Departamento de Comercio estimó que la economía en el primer trimestre creció 1,5%.
Pero en su tercer y último cálculo el miércoles dijo que el gasto consumidor que conforma unos dos tercios de la actividad económica nacional fue mucho menor de lo que había calculado, pues creció a una tasa anual de 1,8% y no 3,1% como indicó en mayo.
Eso se vio en parte contrarrestado por un nuevo cálculo sobre los inventarios de las tiendas. El departamento previamente había dicho que la disminución en los inventarios le había quitado menos de 0,4 puntos porcentuales al crecimiento económico en el primer trimestre y no 1,1 puntos porcentuales como había calculado en mayo.
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Aun así, la contracción del PIB probablemente no es indicio de una recesión y los expertos prevén que la economía seguirá creciendo el resto del año.
La contracción se debió en gran parte a un factor que no es indicativo de la salud económica general: un mayor déficit comercial, reflejo del apetito norteamericano por bienes y productos extranjeros.
Dicho déficit le restó 3,2 puntos porcentuales a la variación del PIB entre enero y marzo. Las inversiones de negocios crecieron en un robusto 5%.
Aun así la economía estadounidense, que se recuperó de una breve pero devastadora recesión al inicio de la pandemia, enfrenta dificultades en momentos en que la Reserva Federal está aumentando las tasas de interés para combatir la inflación.
La súbita recuperación económica tomó por sorpresa a los negocios, y la repentina demanda por productos y servicios abrumó a fábricas, puertos y muelles, provocando demoras, desabastecimiento e inflación. En mayo, los precios al consumidor aumentaron 8,6% comparado con ese mismo mes del año anterior, el aumento más alto desde 1981.
El banco central estadounidense respondió aumentando las tasas de interés, incluso con un incremento de tres cuartos de punto, el alza más pronunciada desde 1994.
La Fed aspira a lograr un aterrizaje suave, es decir, aletargar la economía lo suficiente para llevar la inflación a cerca de su meta de 2% anual sin causar una recesión.
Las altas tasas de interés ya están afectando al mercado inmobiliario. Para todo el año, se estima que la economía estadounidense crecerá a 2,5%, según el Banco Mundial.