Economía de la refinería de petróleo

Economía de la refinería de petróleo

POR ARTURO MARTÍNEZ M. 
Este es el segundo trabajo que prometí a mis lectores y a mis amigos con relación a los combustibles, y lo inicio con un poco de historia sobre la Refinería, para entender porque existe, y sigo con algunas estadísticas para que podamos interpretar si la sociedad Estado Dominicano-Shell ha valido o no la pena. Al Presidente Balaguer se le metió en la cabeza que refinando crudo en República Dominicana, también se podía economizar divisas, y no se trataba de un evento, corría la década del sesenta, la del modelo de sustitución de importaciones, y los países que querían despegar hacia otro estadio del desarrollo, debían industrializarse y ahorrar divisas, y el Presidente Balaguer pensó, porqué no intentarlo con el producto que consumía casi la cuarta parte del presupuesto de divisas del país. Su interés  era tal que, y personalmente, el 7 de noviembre de 1969, firma con Shell International Petroleum Company Limited, un convenio para la construcción de una empresa con capacidad para refinar 32,000 barriles al día, con una inversión inicial estimada en $30 millones de dólares. Por su importancia para este trabajo, repito el objetivo de la empresa: refinar crudos en el país y con ello ahorrar divisas. 

Shell había ofertado, dos años antes, la instalación de la Refinería, y tuvo que condicionar su propuesta, porque el Presidente Balaguer le dijo que la aceptaba, bajo la condición de que el Estado Dominicano figurara como socio pero que se le debía hacer un préstamo, porque en ese momento el país no tenía el dinero que debía aportar. El Presidente Balaguer nunca pensó en la Refinería como fuente de ingresos para el fisco, en forma de dividendos por ejemplo, porque su interés era el ahorro de divisas. Shell adelantó la totalidad del capital accionario inicial, suscrito y pagado, ascendente a US$ 7,600,000.00, en el entendido de que el 50 por ciento, es decir, la suma de US$ 3,800,000.00, era un préstamo al Estado Dominicano, para que figurara como socio con el 50% de las acciones. El préstamo, que el Estado Dominicano firmó con Shell Nissho Iwai Company, Ltd., a la tasa de interés Prime en New York, con un techo de hasta 8 1/2 por ciento anual, se pagó en 5 años, luego de 3 años de gracia, pagándose la última cuota a mediados del 1979. Cómo se pagó? En dos cuotas anuales, incluyendo capital e intereses, con cargo a los dividendos,  en base a exención fiscal y a facilidades portuarias y aduanales.

Desde su inicio se estableció que el Estado Dominicano retendría la presidencia del Consejo de Administración, donde ninguna de las partes tendría mayoría, y que el día a día, las operaciones diarias, serían responsabilidad de Shell, porque era el socio técnico. Han transcurrido 36 años y el convenio nunca se ha revisado, a pesar de los reiterados reclamos que en ese sentido hizo el mismo Presidente Balaguer, así como durante los gobiernos del PRD y del PLD. El Presidente Balaguer se quejaba de lo poco transparente de las operaciones en la Refinería, y como ejemplo ponía la manera como se manejaban los diferenciales de los combustibles.  En la década de los noventa entre Shell y el Estado Dominicano, y mucha frecuencia, se produjeron desacuerdos en cuanto al monto de los diferenciales, y no fue una sino varias las veces, que para compensar al Estado Dominicano la empresa Shell, como operadora de la refinería, tuvo que hacer variaciones en la contabilidad.

Por la relativa facilidad de cobro, el manejo de los diferenciales petroleros se le confió a Shell en la Refinería, en sustitución de las compañías distribuidoras, que habían hecho el papel de retenedora de los impuestos sobre los combustibles por muchos años. Los diferenciales de los combustibles no eran otra cosa que la diferencia entre el precio de venta ex-refinería, establecido por la Secretaría de Industria y Comercio, y el costo total de los mismos. Su importancia fue tal que llegó a representar el 2 por ciento del PIB, hasta que se promulgó la actual Ley de Hidrocarburos No.112, en el año 2000.

La pregunta lógica es, se ha cumplido con el convenio? Es necesario recordar que el objetivo de la empresa cuando se instaló fue el ahorro de divisas, y que la capacidad de refinación se había establecido inicialmente en 32,000 barriles por día, tomando en cuenta el estimado de consumo de combustibles hasta el 1975. Como Shell era el socio técnico, y el operador de la empresa, tenía la responsabilidad de ahorrar divisas al país, sustituyéndo la importación de los combustibles con crudos refinados localmente, pero también estaba implícito que de tiempo en tiempo, y para adaptar la capacidad de refinación al consumo nacional de gasolinas, gasoil, fuel oil, avtur y glp, debía hacer los ajustes necesarios. Cumplió con sus compromisos? Lo que tenemos, 36 años después, es una empresa estancada, con las mismas las unidades de refinación, me refiero a la destiladora de crudo, la hidro-tratadora y la plataformadora, a lo que con el tiempo se ha agregado una unidad de recuperacion de gases y dos plantas diesel de 2.2 MW, electricidad que consume la empresa.

El consumo diario de combustibles del país, que había sido estimado en 32,000 barriles para el 1976, hoy día supera los 100,000 barriles, por lo que para cumplir con el objetivo de ahorrar divisas, la capacidad de refinación debió haber aumentado 4.7 siete veces, así como ha aumentado la capacidad de almacenamiento de productos. Pero en lugar de ampliar la capacidad de refinación, como era su responsabilidad contractual, Shell prefirió aumentar las facilidades de importación, dejando de un lado el objetivo de ahorrar divisas. Qué pasó ahí? Cuál es la explicación de ese comportamiento? El Presidente Balaguer nunca lo entendió, y creo que nadie en el país, la razón por la que el socio del Estado Dominicano en la Refinería olvidó que su responsabilidad era el ahorro de divisas, en lugar de dedicarse a la importación de los derivados, como un negocio mercantil cualquiera.

Pero cuantas divisas el país ha dejado de ahorrarse? Lo primero es saber cómo se produce el ahorro. La Refineria se diseñó para trabajar crudos reconstituídos venezolanos, pero desde finales de la década de los noventa procesó crudos pesados naturales de México y de Venezuela, en una proporción de 60% y 40%, respectivamente. Cambió nuevamente desde el 2003, por los incrementos de precios de los crudos y los derivados, reduciendo el porcentaje del venezolano a 16 por ciento, por ser el más costoso. Por ejemplo, una mezcla clásica de crudos refinados en la empresa, es la que resulta de la combinación de un 84% de crudo Istmo Mexicano con un 16% de crudo Venezolano. El barril de crudos que resulta requiere, para procesarse en Refidomsa, de 0.011 barril de Nafta. Qué le produce a la Refinería esa mezcla de crudos? Un 3% de glp (1.26 galones), 21.3% de gasolina regular (8.95 galones), 16% de jet A-1 (6.72 galones), 23.7% de gas oil regular (9.95 galones), 32.2% de Fuel oil (13.44 galones) y 3.8% de consumo propio de la refinería y pérdidas (1.6 galones).

Pero pongámosle precios a la mezcla y a los derivados. Si la mezcla clásica de crudo Istmo Mexicano y el crudo Venezolano, incluyendo el costo de la Nafta, resulta con un precio final, por ejemplo, de US$45 el barril, el precio internacional ponderado y sumado de los derivados (glp, gasolina regular, gasoil, jet A-1 y fuel oil) que se obtienen debe superar el costo del crudo mezclado, para que se ahorre divisas al país. Sin embargo, y como el precio de los crudos y de los productos varía todos los días, también todos los días la Refinería debe comparar el costo de refinar los crudos con el costo de importar los productos, para evitar que se produzca un desahorro de divisas en lugar de un ahorro. No tengo espacio, ni es el objetivo de este trabajo, para hacer los cálculos y determinar si en los últimos años la Refinería ahorró ó no divisas al país. Los investigadores económicos dominicanos podrían analizar si, por ejemplo, desde el 1990 y hasta diciembre del 2004, la Refinería ahorró o desahorró divisas, produciendo 32,000 barriles al día. Necesitarían dos datos, el costo promedio de los crudos (que están publicados por el Banco Central) y el precio promedio a que se vendió los derivados (publicados por la revista Platts y por la publicación de Petrovesa). De la comparación sale la conclusión.

Pero usemos los propios datos de la Refinería. Dice que el márgen de refinación (el ahorro por barril procesado), en dólar de los Estados Unidos, fue de $3.15 en el 2001, $2.98 en el 2002, $2.35 en el 2003 y de $2.90 en el 2004. Que debido a ello se produjo ahorro divisas para el país, y también en dólar de los Estados Unidos, por $10 millones en el 2004, $10.9 millones en el 2003, $11.0 millones en el 2002, $9.7 millones en el 2001 y $11.2 millones en el 2000, un promedio de $10.6 millones en los últimos cinco años (un total de $53 millones). Pero como procesó el 34% del total que vendió, porque importó como productos terminados el 66%, sólo de manera muy parcial cumplió con el objetivo del convenio, que repito es ahorrar divisas al país. Shell le debió ahorrar divisas al país por un promedio anual de $32 millones, que en cinco años hubiese representado no menos de $160 millones de dólares. Siguiendo la lógica, en los 36 años de existencia de la empresa debió ahorrarle al país más de $1,150 millones de dólares, y no los $400 millones que anuncia haber ahorrado desde su creación. Es decir, el ahorro de divisas al país debió ser 2.9 veces lo que reporta Shell. Se quedó muy corto.

Los números que hemos analizados son razones poderosas para que, y con carácter, el gobierno actual revise el convenio con Shell. El motivo es la violación a lo estipulado, porque está claro que la empresa ha devenido en una importadora más de los derivados del petróleo, cuando su papel era ahorrar divisas al país, lo que ha hecho sólo muy parcialmente. No se puede aceptar el alegato de Shell, de que la sociedad ha sido buena, porque se ha pagado impuesto sobre la renta por un monto promedio de $170 millones, y que los dividendos han promediado $200 millones, ambos en los últimos cinco años, porque la verdad es que con Shell y sin Shell, y por la actividad petrolera, el gobierno dominicano iba a recaudar impuestos. De eso no cabe la menor duda.

Así como lo era para el Presidente Balaguer, el asunto de los impuestos pagados es irrelevante, porque el centro del problema es el ahorro de divisas, que como hemos demostrado, ha sido relativamente insignificante en los 36 años de existencia de la empresa. El gobierno no puede seguir siendo un importador de combustibles, ese no es su papel, pero tampoco la solución es vender las acciones a Shell, porque eso sólo privilegia a una empresa privada, en detrimento de las demás. Lo que sí deber hacer el gobierno, para beneficio de la sociedad, es replantear la situación, para que Shell ú otro socio, que podría ser Venezuela, haga las inversiones necesarias para tener una verdadera refineria en República Dominicana, capás de ahorrar divisas por el consumo de más de 100,000 barriles al día, y no un simple alambique como lo que tenemos hoy, que en el mejor de los casos sustituye la importación de 32,000 barriles al día.

Hasta ahora hemos asumido que la calidad de los derivados del petróleo producidos en el país es comparable con la de los productos importados, porque Shell usa los precios internacionales de los últimos para valorizar la producción de la Refinería, pero en realidad no es así. Como dijimos, la Refinería se diseñó para trabajar crudos reconstituídos venezolanos, pero en 2003 se produjo un vuelco brúsco, se cambió la mezcla, sólo el 16% es de crudo venezolano y el 84% de crudo Mexicano. Quieren saber porqué? Para que la refinación fuera rentable, para no cerrar la empresa, porque los aumentos de precios de crudos y derivados a nivel internacional, hacen inviable una refinería tan simple como esa. Si está operando, no obstante los elevados precios de crudos y productos, es porque ha bajado la calidad de los productos refinados. El lector se estará preguntándo, y no se hacen inspecciones? La respuesta si; sin embargo, los rigurosos análisis de laboratorio, tanto el de la empresa como las certificaciones de inspectores independientes, que aseguran que los productos se ajustan a las normas de calidad establecidas por Industria y Comercio, se realizan sobre los productos vendidos, es decir sobre la mezcla, y no sobre la producción por un lado y sobre los productos importados por el otro. 

Como el crudo Istmo de México es de inferior calidad, comparado con el crudo Venezolano, su costo es menor, y la mezcla resultante produce derivados de baja calidad. Sin el cambio de mezcla no era posible un márgen positivo, es decir, Shell no hubiese reportado beneficios. Pero todo eso sucede a espalda del consumidor, que no sabe que pagó, y paga, por gasolina y gasoil regular (aquí no se producen las premium), según los estándares y los precios internacionales, mientras recibe una mezcla de productos, por un lado los refinados en el país, de relativa baja calidad, con los importados de superior calidad. Pero el consumidor paga un precio como si se tratara de dos productos de superior calidad, y no de una mezcla.

GASOLINA Y GASOIL TIENEN SOBREPRECIO

Lo peor es que el consumidor dominicano no fue consultado, y aún no se entera, es más el gobierno tampoco lo supo, y creo que tampoco hoy lo sabe, que la gasolina y el gasoil regular ofertados en el país están cargados con un sobre-precio. Ambos productos, los refinados y los importados, se mezclan en el mismo tanque de almacenamiento, y nadie se entera de la calidad de lo que entra. Sin embargo, es relativamente fácil comprobar que tienen precios diferentes. Se conoce la calidad de la gasolina y el gasoil ambos regular producidos por la Refinería, como resultado de una mezcla de crudos de diferentes calidad, que no es comparable con los derivados importados. El gobierno sólo tiene que  buscar los precios en la revista Platts, se dará cuenta que a mayor calidad también superior el precio.

Pero para Shell los dos productos, los refinados en el país (elaborados con una mezcla de crudos muy diferentes) y los importados (hechos con crudos diferentes) tienen el mismo precio internacional a pesar de la diferencia en calidad, y todo se queda así porque nadie hace el ejercicio. El rejuego fue lo que permitió, por ejemplo, que en el 2003 Shell reportara beneficios por $626 millones de pesos, pero hay que tener presente que en el 2000 había cerrado con cero beneficio, y con $30 millones de pesos en el 2002. Porqué la inconsistencia? Con la mezcla de crudos y con la sobre-valoración de los productos refinados, Shell creó un márgen positivo donde no lo había, fue su habilidad, hay que reconocérselo, pero el problema es que el consumidor es quien paga.

El país debe producir mayores ahorros de divisas en el sector petrolero. Por lo pronto, el Presidente de la República debe autorizar que exista competencia en el transporte marítimo de los productos, que Venezuela se encargue de traer al país las parcelas sujetas a financiamiento. Además, que se abra de inmediato una discusión sobre el convenio Shell-Estado Dominicano, para que se inviertan dos o trescientos millones de dólares en una moderna refineria.

Si lo hace, estaría complaciendo los deseos del Presidente Balaguer, que desde el cielo hace el reclamo.

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