La contabilidad es muy importante en la economía de una familia y, sobre todo, en la economía de una nación. Importa mucho saber cuánto son los ingresos y cuánto son los gastos. Dos variables muy importantes, y más cuando tratamos de averiguar de dónde provienen los ingresos y en qué gastamos.

Para los dominicanos es importante, en estos momentos, trascender la economía de contabilidad. Tenemos que ir más allá y colocar al hombre y a la mujer en el centro de los ingresos y los gastos. La bandera de más de 50 años consecutivos de crecimiento económico tenemos que seguir levantándola, cada vez más alto, pero sin dejar de ver qué ha ocurrido con ese crecimiento.

Sabemos que hay gente muy satisfecha con los beneficios económicos, políticos y sociales derivados de los tantos años contabilizando un Producto Interno Bruto en azul. Pero otros no lo están tanto.

Puede leer: Necesitamos una cultura del cumplimiento

La clave está en mirar a nuestro alrededor y observar, con ojos escrutadores, cómo andan los dominicanos y dominicanas, o sea, los individuos, las familias, los barrios y urbanizaciones, los municipios y las provincias. Más todavía: preguntar y registrar el estado de nuestra educación, los maestros, los alumnos, las estructuras físicas y los niveles de aprendizaje.

Continuar con los ojos bien abiertos y observar qué ha pasado con nuestro sistema de salud, con los médicos, con los hospitales, con los medicamentos, con los pacientes. Tanto crecimiento económico debe haber permitido un vigoroso sistema sanitario con una cobertura cercana a la universal.

Y más allá, el suministro de agua potable, el estado de las viviendas y el estado de los aparatos productivos, sobre todo los que tienen que ver con la dieta básica de los dominicanos.

Cuando observamos un panorama como el descrito, entonces nos damos cuenta que tenemos que ir más allá de los números, más allá de la contabilidad. Porque la economía dominicana debe estar al servicio de los dominicanos. Solo cuando logremos este objetivo podremos cantar victoria y sentirnos satisfechos.