ECONOMÍA Y EDUCACIÓN

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Un tigre caribeño o un NY chiquito

 Estamos tratando de desmitificar la industria del transporte, no aquella que está vigente, politizada y dañina, tendente a desaparecer por disfuncional. El tren –transporte de carga ferroviaria- a eso es a lo que me refiero, una vía ferroviaria simple, sin el tapujo inserto en el Metro dominicano, ni la rimbombancia de túneles y elevados citadinos, una red vial que enlace los cuatro puntos cardinales de la isla, resuelve el monopolio del transporte de carga, y reduce sustancialmente la intermediación, los valores agregados al precio por efecto del combustible, tanto en el uso como su distribución para el consumo a lo largo y ancho de la isla.

Se trata, esta es la estrategia, de movilizar tanques y contenes en vez de furgones, ¿los rieles, el costo? La licitación a manera de inversión local nutriría insospechadamente la economía dominicana, similar a otras inversiones nativas pendientes, me refiero a la industria energética, fuente actual de oscurantismo, de intereses creados espurios, pero a la vez de inmensas posibilidades de inversión nacional en divisas, sería una necedad el no hacerlo.

De lo que se trata, consiste en una vía primaria de transporte ferroviario que alimentaría vías secundarias de corto alcance sujetas a planificación en relación con la logística operacional, englobado en un sólo sistema de distribución de mercancías de todo tipo y tonelaje.

De inmediato, nos introduciríamos a una República dominicana del doble de la población actual, y por ende de mayor capacidad – me refiero al empleo- de producción. El impacto económico es de tal naturaleza que podríamos potenciar más de dos polos productivos con suficiencia económica en manufactura y comercio, tan o más fuertes que Santo Domingo y Santiago de los caballeros. Entonces, ¿qué pretendemos, un tigre caribeño –en alusión a la singular metáfora de los tigres asiáticos- o un Nueva York chiquito?.

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