Economía y educación

Economía y educación

NO hay peor ciego…

Un dólar que ingresa a la isla y no es producido por la economía es deuda externa, píntela como la pinte, se asiente en los registros contables de la balanza de pagos, o en el presupuesto de ingresos y gastos que maneja el gobierno central.

La economía es una sola, es la economía isleña, y la deuda externa es una sola, registre donde se registre. El manejo de la deuda externa es un asunto estrictamente de producción, donde el asiento y control financiero de la deuda es de carácter secundario.

El problema central de la economía de nuestro pueblo consiste en la producción para los mercados externos a partir de un capital nativo, capital que ostenta la impronta del sentimiento patrio, que le duele esta isla, que se identifica con todo lo que sea dominicano, tanto lo bueno como lo malo, sin ninguna distinción.

Ya está bueno de engañarnos, de vivir del engañoso sofisma económico, que lo hay, sí, a borbotones. A partir de ahora se ha abierto una burbuja nueva de endeudamiento externo, esta vez revestido de una sombrilla fiscalista que profundiza la crisis de endeudamiento externo, tomando aceleradamente la empinada pendiente del despeñadero financiero. Hoy las futuras generaciones que aún no han nacido observan silenciosas la inhóspita isla que les tocará vivir, bajo la acechanza de los impenitentes acreedores internacionales, en contubernio con los alcabaleros de turno.

El uso de un subterfugio presupuestario cuyo fin apunta al acceso de divisas vía el endeudamiento externo en forma indiscriminada habla mal de una estrategia económica de producción para el desarrollo de nuestro pueblo. El uso más sano del endeudamiento externo está vinculado al desarrollo del sector productivo nacional, o la reconversión de las MyPe y las grandes empresas, ahora participando en un mercado interno desgastado cuando lo correcto sería enfilarse en la conquista de los mercados externos.

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