Al decir de los que promueven el tipo de economía predominante en el planeta, un modelo económico debe funcionar partiendo del flujo financiero que componen el ingreso y el gasto. Este criterio se traduce en un conjunto de políticas, medidas que influyen en el comportamiento de la población y el desenvolvimiento de la actividad económica. En el modelo económico vigente la gente se valora como agregados de consumo, lo que hemos venido a identificar con la expresión de mercado. El mercado debe garantizar el flujo financiero del gasto. Los detentadores de los pesos, resultado del gasto de los consumidores, asumen el rol de intermediarios financieros del ingreso. No son propiamente los generadores del ingreso. Este argumento se sustenta en el status de comerciantes de mercancías y promotores de las mismas. El ingreso en el modelo económico vigente se ubica fuera de la isla, en economías que tienen actividad productiva, pero no necesariamente son economías productoras, pues este modelo no es el predominante, y no se incentiva.
En el caso de la isla, a falta de ingresos el artificio que lo sustituye es la deuda externa. Tenemos pues, estructurado el flujo financiero del modelo económico vigente, el gasto representado por el mercado de consumo, y el ingreso cuyo papel recae en la deuda externa. De ahí parte el equilibrio económico, el cual se expone como el logro más significativo de los últimos veinte años. Así el patrimonio de la isla, el oro y sus atractivos naturales como las playas y el clima, la idiosincrasia de su gente, son insumos que se convierten en materia prima de productores foráneos.