ECONOMÍA Y EDUCACIÓN

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Una orejita al Gobernador

Señor gobernador, grano a grano se llena el buche. La protuberancia inesperada en la prima del dólar ya lo expresaba el Gabo en La crónica de una muerte anunciada. Pues bien, observamos consternados la reacción de nuestra economía a los cambios bruscos en el orden financiero, me refiero a la sobrevaloración del dólar, la moneda más comercial pero menos apreciada que el peso.

Pero cuáles motivos provocaron esta alteración inesperada de la convertibilidad de nuestra moneda, se cuestionaba inquieto el gobernador. Debo decirle que el origen de tal espasmo tiene su explicación en el mayor número de usuarios de divisas de la isla, un proceso perverso de inducción que viene de tiempo atrás, justificado en este pueblo, la isla, que no genera divisas porque no cuenta con industria de exportación.

Tome en cuenta  el engrosamiento sistemático de la inversión extranjera, presencia que comercializa en pesos, pues tiene en el país un nicho de mercado que es distinto a lo que es un segmento de mercado, cuyos beneficios generados en moneda local, convierten sin ningún pudor, dólares que toman un avión y se instalan en otras economías.

Otra, la cuota de producción de las empresas de zona franca que se comercializa en pesos en el mercado de consumo local. Le recuerdo que el flujo financiero de las empresas de puerto libre lo componen las divisas. Los pesos no participan como moneda corriente. Pero, entonces qué ocurre con los pesos fruto de la venta de su cuota de producción en el mercado isleño, pues lo convierten en dólares, succionando las pocas divisas que circulan en nuestra economía, acción que se reduce a una simple exportación.

La diferencia del caso de la inversión extranjera con esta modalidad  tipificada como un negocio de capa perro, consiste en el origen de la transacción, pues aquella es de beneficios, y ésta es de ingresos por ventas, lo que desproporciona  las divisas repatriadas.

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