Economía y educación

Economía y educación

Para el ejemplo, digamos mil pesos de actividad económica sería el producto de la economía isleña, no importa si el caso es menos preciso que intuitivo. Tomemos ahora el treinta por ciento de presión tributaria, de donde se nutre el Gobierno para subsistir. Nos resta el setenta por ciento que opera en el flujo financiero vital que garantiza la existencia de la economía. Quedan atrás las precisiones numéricas que si se usaran tendrían otro sentido, aquel del registro contable, no necesitamos más que mera percepción común para nuestro hilvane.

Pues, nos encontramos con un monto –el del ejemplo- equivalente a trescientos pesos, presupuesto de gastos del sector oficial, esto si es que la economía refrenda los mil pesos del producto. Empero, no nos percatamos, obviedad inducida, que vivimos en un mundo relativo en el que la mensura no es la excepción. Esos trescientos pesos presupuestados están estrechamente ligados a los mil pesos del producto económico, adjuntando la consideración tácita de algún crecimiento económico.  Si el caso supuesto es cero inversión y crecimiento demográfico, nulo movimiento social, el perfil de una economía estática, no dudo que el presupuesto proyectado ocurra.

Debo admitir que el panorama económico planteado no guarda equilibrio, es una economía hipotética. El equilibrio social debería considerarse con sus variables propias en movimiento. De ahí que el crecimiento económico –el PIB- esté inserto en tal armonía. El incremento de los valores fiscales hacia arriba es recesivo, provoca un presupuesto deficitario, la consabida secuela de deuda externa, no lo dude, vendrán  nuevas solicitudes de préstamos para compensar el planteamiento inelástico del gasto presupuestario. El crecimiento de la demanda interna es muy limitado para revertir el proceso regresivo de la economía.

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