Economía y educación

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 La verdad, monda y lironda

No hay manera de medir el potencial de exportación de la República Dominicana ni de ningún otro país en el actual esquema de los tratados de libre comercio, los llamados TLC, ¿por qué? Le han dejado todo al empresario nativo.

No me refiero solamente al empresario dominicano sino al resto de empresarios, la mayoría de origen centroamericano. Entonces, ¿quiénes se benefician de los TLC? Los empresarios exportadores de tradición, en su generalidad norteamericanos y uno que otro latino. Esa es la realidad monda y lironda.

Exportar en el contexto vigente resulta “caro”. Pero, y el esfuerzo por llegar a acuerdos e institucionalizar a los países compromisarios de los TLC, ¿qué? Bueno, eso está bien en el papel pero en la realidad ocurre otra cosa.

Me refiero al costo de exportar. Empecemos por la información de mercado de los países que componen los TLC. Lo costoso de las telecomunicaciones hace imposible preparar mercancías globales. Un aspecto relevante es la compleja diversidad de hábitos y costumbres de cada país, inclusive los que están en la misma región. ¿Quién va a costear los estudios de mercado? Sin duda el empresario nativo. ¿Existen algunas facilidades respecto a la información de mercado propia a cada proyecto comercializable? No conocemos de entidades de apoyo en tal sentido, financiadas por un fondo común. Exportar constituye un proyecto de inversión, requiere de inversionistas nativos que asuman los costos y riesgos en cada país signatario de los TLC. No creo equivocarme si afirmo que hay una falta notoria de soportes financieros especializados en exportación, esto es, una estructura bancaria regional al servicio del circuito financiero, como requerimiento básico para que circulen las mercancías entre países. Los Estados Unidos disponen de este recurso, pero no así los empresarios latinos.

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