Las divisas provenientes de los diversos tratados de libre comercio, esto es, los dólares del TLC, requieren de un tecnicismo económico para su comprensión. No se trata de un ingreso sino de una disponibilidad para el Estado. Mientras tanto, en ausencia de la exportación de los TLC no disponemos de más dólares en la economía. Es válido afirmar que se siente un vacío de esas Divisas-Patrias, o dicho en forma abreviada, la moneda DP.
Aboguemos y promovamos la demanda de los fondos DP. ¿En qué consisten? Es la moneda del TLC, la que producirían los empresarios nativos. De forma similar a lo que ocurre con las remesas de los dominicanos en el exterior, la moneda DP engloba los ingresos que decididamente accesan al país, el approach sustentado en el sentimiento patriótico del empresario dominicano, la apología propugnada en la añoranza, donde se redimensiona permanentemente la nacionalidad de toda república. En consecuencia todos debemos abocarnos al apoyo de la producción de las Divisas-Patria, en una cruzada por la estabilidad de la economía dominicana y por la tranquilidad de las futuras generaciones.
La moneda DP es la divisa más barata, pues ingresan al país con el único condicionamiento de redimir a los pobres de la República Dominicana. En contraste, las divisas provenientes de la inversión extranjera resultan más caras debido al elevado condicionamiento sintetizado en el snob de la productividad, la cruda explotación cuando se desvela el forro que la encubre. No quisiéramos referirnos ni por asomo a los créditos internacionales cuando encomiamos las Divisas-Patrias, cuya sombra deleznable, el FMI, representa injerencia en la economía. Un ambiente de mayor disponibilidad de divisas en el entorno económico del país reduciría ostensiblemente la expectativa de endeudamiento, mermaría drásticamente el costo de la vida, y por ende nuestra moneda se apreciaría notablemente.