Economía y educación
Todo y nada 

Economía y educación<BR>Todo y nada <BR><BR>

En el pasado lejano, cuando en la isla de Santo Domingo hubo todo y nada. La extrema miseria de la invasión se satisfizo con la inmediatez del encuentro, fueron aquellos humildes nativos, la primigenia raza dominicana.

A partir de ese momento histórico la vida humana indígena simbolizó la acumulación originaria caribeña, sin duda los productores reales de aquel entonces. Pero, cómo ocurrió el distanciamiento de los medios de producción y la indiada, oh! Convirtiéndolos en individuos desposeídos, obligados por la fuerza de la ruindad de esos cuya impronta troca en desquicio de su moralidad.

No se trata del color, si somos blancos, negros, cobrizos o amarillos, no recuerdo si alguna vez me llamó la atención tal diferencia, más sí existe desigualdad en la mirada de los propósitos, en las voluntades distorsionadoras de la espiral de la historia. Por qué nuestra pobreza, para ser más precisos, por qué la dependencia, de dónde viene esa mancha monstruosa que nos ciega, convirtiéndonos en mendigos de nuestros propios recursos. La explicación reside en las raíces perversas de aquel encuentro, que lo hubo, tropiezo desigual, desigualdad de relaciones económicas que han seguido su curso hasta nuestros tiempos.

No estamos de acuerdo con el predominante modelo económico isleño. Sino, observen la disparidad de la cual somos objeto en los acuerdos económicos internacionales, o a lo interno, la presencia de un esbozo que retuerce nuestra economía, las empresas de zona franca, el pretendido sector industrial, de cuyos ingresos en divisas se pierde en el remordimiento de una mala negociación que lacera nuestro pueblo, modelo económico que sienta sus bases en la deuda externa y la importación de mercancías, un sector turístico cuyos beneficiarios no son los dominicanos. Las cadenas de la dependencia están tensas, pero no rotas, requerimos apreciar nuestra nación.

Cómo salir de la cultura de dependencia, es un reto al cúmulo de energías humanas creativas, la actual generación doliente isleña.

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