Ecuador elige presidente hoy en segunda vuelta

<p>Ecuador elige presidente hoy en segunda vuelta</p>

QUITO (AFP).- Unos 9,2 millones de ecuatorianos volverán a las urnas hoy domingo para definir el duelo presidencial más reñido en las últimas tres décadas entre el izquierdista Rafael Correa, amigo del presidente venezolano, Hugo Chávez, y el magnate de derecha Alvaro Noboa, aliado de Estados Unidos.

Una encuesta de Cedatos-Gallup divulgada el sábado mostró a Correa dominando las preferencias con el 54% contra el 46%, mientras ubicó la indecisión en un 17%. 

Con una confiabilidad del 97%, la medición favoreció por primera vez al izquierdista, que en la última semana apareció siempre empatado en la intención de voto.

«Correa registra una tendencia creciente y por el escaso tiempo que restan para las votaciones es poco probable que varie sustancialmente», dijo Polibio Córdova, director de la encuestadora.

Aun así, las proyecciones evidencian una polarización inédita desde el retorno a la democracia en 1978 entre el izquierdista de 43 años y el hombre más rico de Ecuador (56 años), enemigo declarado de Cuba y Venezuela.

En la primera vuelta Noboa se impuso con el 26,8% de los votos contra 22,8% de Correa, quien teme un fraude como el que denunció entonces y por ello invitó a sus seguidores a realizar una vigilia postelectoral.

«Nos preocupa sobremanera un nuevo fraude, por eso llamo a los ciudadanos a cuidar que se respete la voluntad del pueblo», dijo Correa este sábado.

Será el tercer balotaje presidencial en una década de inestabilidad en la que ninguno de los tres mandatarios pudo culminar su período, presionados por revueltas populares que se saldaron con su destitución en el Congreso.

Correa -tachado por su opositor de «diablo comunista» y «rey del mal»- promete integrar a Ecuador al «nuevo socialismo» de Latinoamérica al lado de gobiernos como los de sus amigos Chávez, de Venezuela; Néstor Kirchner, de Argentina, y Luiz Inacio Lula Da Silva, de Brasil.

Asimismo, rehúsa el libre comercio con Estados Unidos, la extensión del convenio por el cual ese país opera la base antidrogas de Manta (sur), y aunque consideró una imprudencia haber calificado de torpe al presidente George W. Bush, no cesó en sus cuestionamientos a la política de Washington.

Incluso este sábado aseguró tener información de que la agencia de inteligencia CIA maniobró contra su campaña en la primera vuelta. Pese a ello, añadió que no cree que Noboa sea un candidato «simpático» para la Casa Blanca, por una denuncia según la cual en 1999 fue incautado un alijo de droga en un barco del magnate.

Noboa -dueño de 120 empresas y quien por tercera vez aspira a la presidencia proclamándose enviado de Dios- promueve por su parte la inversión extranjera, el libre mercado con Estados Unidos y augura las mejores relaciones con el presidente colombiano, Alvaro Uribe, a quien respalda en su lucha antiguerrilla.

Menos locuaz que su adversario, el candidato del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian) -quien se encontraba este sábado en su mansión de Guayaquil-, asegura que convertirá en personas de clase media a seis millones de pobres, construyendo 300.000 viviendas por año y aumentando el bono de asistencia  estatal.

Noboa también apoya la firma de un tratado de libre comercio con Washington y el acuerdo de Manta, por el que Estados Unidos tiene una base en territorio ecuatoriano, y promete limitar las relaciones con los gobiernos de Fidel Castro y Chávez, quien en su única intervención en la campaña ecuatoriana lo llamó «fundamentalista de extrema derecha» y explotador laboral de niños.

El ganador asumirá la presidencia para el período 2007-2011 y sustituirá al presidente Alfredo Palacio, quien gobierna desde abril de 2005 tras la destitución de Lucio Gutiérrez.

A lo largo de la campaña los candidatos cruzaron insultos e intentaron propagar el miedo ante un resultado adverso.

Correa dijo que de triunfar Noboa, Ecuador se convertirá en una hacienda bananera, mientras su rival advirtió que un gobierno del izquierdista derivaría en una insurrección popular y un derrocamiento.

La OEA desplegó una misión de 80 observadores internacionales para vigilar el proceso, instando a los aspirantes a no proclamarse ganadores antes de que se conozcan los resultados oficiales.

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