Ecuador: expertos de la información discuten sobre el periodismo evangélico

Ecuador: expertos de la información discuten sobre el periodismo evangélico

QUITO, Alc/ACPress.net. Dos exponentes del periodismo evangélico compartieron sus perspectivas sobre el desarrollo de esta actividad al intervenir en un seminario sobre Iglesia y Comunicación en América Latina que, convocado por la agencia de noticias ALC, se realizó en Quito del 13 al 15 de junio pasado.

Las ponencias fueron presentadas por Manuel Quintero, periodista cubano y director de Comunicaciones del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y por Rolando Pérez, peruano, profesor de Comunicaciones de la Universidad Católica de Lima y director del Instituto de Estudios de la Comunicación (IEC).

Los dos destacaron el significativo crecimiento numérico de la población evangélica que se registra en Latinoamérica y la cada vez más notoria presencia de los evangélicos en el escenario público.

Quintero, anotó que en estos años, en América Latina, se ha producido una mutación del campo religioso, con la irrupción del pentecostalismo y las llamadas iglesias independientes, sin olvidar la influencia de la Nueva Era y la presencia de religiones orientales. Destacó que en Brasil hay por lo menos 26 millones de evangélicos, que representan el 16 % de la población y en Guatemala, los evangélicos alcanzan el 25 % de la población. Esto se acompaña con la notoria presencia de los evangélicos en la política y en otras áreas del quehacer humano.

Para el periodismo evangélico, indicó, la diversidad y fragmentación del campo religioso hace muy difícil determinar cuáles podrían ser las fuentes cualificadas en el caso de las iglesias evangélicas. Esta realidad obliga al periodista a multiplicar sus esfuerzos, pero lo importante es que, al hacerlo, se afirma un principio cardinal en la sociedad: el pluralismo.

Un primer reto para los periodistas y comunicadores evangélicos es la formación y la experiencia. El tratamiento objetivo y riguroso de la noticia religiosa requiere unos conocimientos que no se improvisan, sino que resultan de un aprendizaje largo, de una continua actualización, subrayó.

Otro desafío, dijo, es la realización de un periodismo de tal calidad que sea capaz de provocar en los editores y dueños de los medios una atención más deliberada al fenómeno religioso en toda su complejidad, y no solamente a lo escandaloso o lo ritual.

Rolando Pérez, a su vez, subrayó que existe una ausencia notable de actores vinculados a las iglesias en el debate público, que se da principalmente a través de los medios de comunicación, aunque los evangélicos promueven proyectos que están contribuyendo al desarrollo social, pero con escasa visibilidad en la agenda publica.

Sin embargo, anotó, muchas iglesias están pasando de la producción de programas o la aparición eventual en los medios a la apropiación comercial de los medios masivos, que implica constituir sus propias empresas de comunicación. En este contexto, dijo, una importancia especial tiene la llamada “iglesia electrónica”, que trasciende la propia institucionalidad de las iglesias, y que está construyendo “redes religiosas mediáticas”.

Un hecho interesante es que hoy en varios sectores eclesiásticos no se discute si la iglesia debe o no tener una presencia pública. Las propias iglesias mal llamadas conservadoras están construyendo un discurso que da cuenta de su preocupación por no ser más una iglesia ensimismada en sus cuatro paredes, sino por afirmar su presencia en el ámbito público, anotó Pérez.

Pero se hace necesario pasar de la aparición publica a aquella interlocución que transcienda el territorio eclesiástico En ese sentido, Los cristianos no pueden hoy estar ausentes del debate y la discusión que cada día se hace en la plaza pública de los medios. No basta tener buenos proyectos de desarrollo; es necesario saber comunicar correctamente lo que hacemos, ser capaces de dialogar con otras propuestas, propiciar cambios estructurales efectivos y generar corrientes de opinión que logren pedagogías significativas de cambio, sostuvo.

Los tiempos nos exigen construir una iglesia con rostro público y espíritu ciudadano, que dialoga con firmeza no desde la vereda distante, o desde la aureola, sino en el mismo escenario donde están los otros. Esto presupone construir relaciones amistosas y respetuosas con los “portallaves” de los medios, pero también estar profundamente enraizado en una comunidad de fe para no perderse en el proceso.

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