Edadismo en el presente

Edadismo en el presente

Sergio Sarita Valdez

En la década de los sesenta del siglo XX, Robert Butler acuñó el término ageísmo para referirse a los estereotipos y prejuicios sociales relacionados con las edades de las personas. Recuerdo que, en enero de 1969, durante mi función como médico interno, asistía a los doctores hermanos Saltiel, de origen cubano. Muy temprano en la mañana, pasábamos visita a decenas de pacientes, la mayoría de los cuales superaban los 60 años. Una de las pacientes, de origen polaco, se quejaba de un fuerte dolor en la región lumbosacra. Después de sentarla en el borde de la cama el médico le pidió que se moviera hacia los lados, así como hacia adelante y hacia atrás. Al finalizar la exploración física el doctor Isaac Saltiel, sonriendo, le preguntó por su edad, a lo que ella respondió que tenía 70 años. El médico concluyó con una palmada en la espalda, diciendo: “Es un asunto de la edad, querida”. Luego escribió en el registro médico una orden para analgésicos y terapia física.

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Al día siguiente, aunque de manera más rápida y directa, con la excepción de que era menos detallista y más joven. Sin darme cuenta, empecé a interpretar el comportamiento de las personas en función de su edad. Digo esto porque, cinco años después como anatomo-patólogo y patólogo clínico, fui designado por el director del Instituto de Medicina Legal de Puerto Rico el doctor Raúl Marcial Rojas para evaluar el desempeño del personal médico administrativo de la institución. Al concluir la tarea, sugerí jubilar a casi la mitad del personal debido a la apatía relacionada con la edad.

Veinticinco años después, al llegar yo mismo a la edad de los evaluados, comencé a ver e interpretar el mundo de manera diferente. En ese entonces no conocía los trabajos de Butler, pero en 2021, al leer un informe de las Naciones Unidas, me enteré de que el 50% de las personas asume actitudes edadistas.
Hoy, el edadismo se define como la categorización de los individuos según su edad, lo que provoca frecuentemente daños sociales, emocionales, financieros y otras desventajas e injusticias. Ahora escucho cada día en muchos lugares a jóvenes apresurados ordenar: “¡Apártese de la vía, Papá, de lo contrario me lo llevo por delante!”. También oigo con frecuencia el dicho: “Quien duerme con muchacho, amanece orinado”. Estas expresiones suelen ser dañinas para una convivencia social sana.

Hoy reflexiono y, moviendo las agujas del reloj hacia enero de 1969, me pregunto: ¿Qué tal si esas señoras padecían de cánceres metastásicos? ¡Qué bueno saber que en 1974 el doctor Raúl Marcial Rojas no hizo caso a mis recomendaciones!

¡Cuidémonos de los edadismos extremos! Vivamos a plenitud cada etapa del desarrollo humano. Dejemos de hacer comparaciones malsanas. Cada etapa de la vida tiene sus encantos y desventajas. Recordemos que la Antigua Grecia tenía su Gerusia, compuesta por ilustres ancianos que asesoraban a los gobernantes en las grandes decisiones políticas. El Senado romano se basó en su Consejo de Ancianos.

Dejad que los niños vengan a mí”, reclamó Jesús de Nazareno.

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