Edgar Morín. Apología y crítica

Edgar Morín. Apología y crítica

Dedicado a mi hermana-amiga mexicana Patricia Gascón Muro

Anverso y reverso

José de Diego

¡Quién sabe, Blanca María,

lo que hay detrás de esta página,

si epitafio de un sepulcro

o inscripción de una esperanza;

si el nacimiento de un pueblo,

o la muerte de una raza!…

Ya por campos y por mares

están depuestas las armas;

pero aquí, sobre esta hoja,

aun sostienen la batalla,

una bandera de estrellas

y otra bandera de llamas,

dos idiomas, dos altares,

la conciencia y la palabra;

dos continentes; dos mundos,

el que empieza, y el que acaba…

¡Ay de los que no podemos

en medio a esta lucha trágica,

ni vivir con nuestro espíritu

ni renacer con otra alma!

No cabe duda de que el pensamiento de Edgar Morín es coherente, apasionante, novedoso, intenso, global y cuestionador del pensamiento existente. Convencida de que toda obra humana es imperfecta por antonomasia, decidí, después de haber leído y reflexionado, buscar críticas y fisuras al pensamiento del pensador francés.

Confieso que mientras leía sus libros, al principio me impactó la belleza de su escritura, la profundidad de su pensamiento y sobre todo, su erudición, pudiendo viajar y pasearse con la palabra a través de la historia, hurgando en la física, la filosofía, la política y la biología. Pero después de haber leído varias de sus obras sentí sin embargo que era repetitivo, pero sobre todo la gran dificultad existente en aplicar, a todos los niveles, los postulados del pensamiento complejo. A pesar de mis diferencias coincido y comparto el punto esencial de la complejidad: la necesidad de crear nuevos paradigmas al conocimiento, pero sobre todo, la imprescindible e impostergable búsqueda de la humanidad perdida, del sentido de la solidaridad, de pensar en soluciones globales no individuales, de pensar planetariamente para solucionar todos y cada uno de los tantos problemas que nos aquejan, pero sobre todo de una ética global que mueva la acción, para evitar la barbarie humana.

Para satisfacer mi curiosidad, quise buscar entonces algunos trabajos críticos al pensamiento del gran pensador francés. Y encontré el trabajo de Ricardo Guzmán Díaz, del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey de Nuevo León, México. El interesante ensayo titulado «Apología y Crítica de la Ciencia en Edgar Morín: una búsqueda antropológica» que fue publicado en la revista Desacatos, Número 40, septiembre-diciembre-2012. Inicia su trabajo diciendo:

El interés por las ciencias naturales que Edgar Morín revela en su obra no es accidental, su aparición no es meramente circunstancial, sino que responde a lo más profundo de sus preocupaciones…Para Morín la preocupación antropológica no puede prescindir de una reflexión sobre temas científicos fundamentales, como la relatividad einsteniana, la teoría del big bang, el principio de indeterminación de Heisenberg, entre otros, pues el hombre es, después de todo, hijo del cosmos. De esta manera surge en él un diálogo multidisciplinario con el que se verá en posición de cuestionar los aspectos del mundo contemporáneo al identificar sus problemas y sus crisis.

¿Está Morín en desacuerdo con la ciencia, y su estudio particular? Guzmán asegura que el francés reconoce, desde siempre, el poder que tiene la ciencia de la naturaleza en la cultura, especialmente en la occidental, señalando también sus posibilidades, sus límites y sus errores. Lo más interesante es que Morín propone nuevos caminos que nos permitan superarnos, pero sobre todo, intenta escudriñar sobre una nueva manera de comprender la ciencia, convirtiéndola en algo más trascendente que abarque la propia complejidad humana.

El autor comparte las principales ideas de Morín. Pero, haciendo uso de los mismos planteamientos del pensador francés, señala que el conocimiento es una acumulación de los que pensaron antes que nosotros, y que por tanto, no hay verdaderas invenciones:

Vemos entonces que la propuesta moriniana busca abarcar todos los campos de acción humana. Incluso para su propuesta de una ética de religación…Morín propone un nuevo humanismo que, más que afirmar la dignidad del hombre y la búsqueda de su emancipación para asumir soberanamente su conformación ética e intelectual, se fundaría más bien en el reconocimiento de la fragilidad que nos caracteriza y en la fraternidad planetaria con todos nuestros semejantes… En definitiva, Morín busca puentes de comprensión desde el orbe de la physis hasta el orbe ético… es decir, la razón no es privativa del conocimiento objetivo, sino que también debe actuar desde la subjetividad en un intento de dilucidar lo que debe ser dentro del orbe ético para la construcción de mundos mejores…

¿Es original el pensamiento de Morín? El autor señala que no, y que incluso el mismo Morín no hace alardes de originalidad. ¿Cuáles son los puntos débiles del pensamiento de Morín a decir del autor del ensayo, Ricardo Guzmán? He aquí sus planteamientos:

1. Su generalismo sería un obstáculo impide que la ciencia opere y funcione. ¿Cómo lograr el avance científico ante tantos retos no resueltos? ¿Con simple lenguaje, por una visión ecológica únicamente?

Me pareció interesante la conclusión del profesor Guzmán:

Habría que estar hasta cierto punto atentos a estas críticas, pero también reconocer que en este entretejido dialógico de Morín emerge una intuición digna de tomarse en cuenta, una exploración intelectual cuya agudeza nos conduce de las preguntas más profundas del misterio de la vida, de la muerte y de la conciencia, hacia nuestra más íntima conexión espacio-temporal con el cosmos y nos permite indagar el aún más profundo misterio del conocimiento, no a secas, sino del conocimiento humano, atendiendo a sus orígenes, sus posibilidades y sus limitaciones asociadas a nuestra propia naturaleza física, biológica e intelectual, caracterizada por la fragilidad y la vulnerabilidad…

Creo que la principal enseñanza de Edgar Morín es el rescate del ser humano por encima de la tecnología. Parafraseando lo que señalaba hace unos años el gran escritor Daniel Boorstin, lo importante es la certeza de que estamos en permanente búsqueda. El gran aporte del pensador francés, es la antítesis creadora del todo por encima de la tendencia hacia la fragmentación del conocimiento, peor aún de la realidad. Nos deja también la enseñanza de que por encima de la ciencia está la ética planetaria, el sentido de pertenencia de que formamos parte del cosmos. Lo importante es sentirnos que formamos parte de la raza humana y que la solución a los graves problemas solo puede ser posible si buscamos una salida unidos y pensando en la humanidad como un todo, no en la salvación individual que degrada todo, especialmente el alma humana. Aquí termina este periplo que ha durado más tiempo del esperado. Ha sido un maravilloso viaje que ha despertado mayores enigmas en mi muy inquieto espíritu.

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