Edilí e Irving Alberti lograron una gran empatía

Edilí e Irving Alberti lograron una gran empatía

Con notable éxito de público se viene presentando en la Sala Ravelo, la obra  “El último de los amantes ardientes”, de la autoría de Neil Simon, en una adaptación libre del actor y director panameño Aaron Zebede.  El nombre de Neil Simon, el más prolífico y representado autor de teatro comercial norteamericano, es sinónimo de comedia contemporánea.

En su teatro alternativo y urbano hay una manifiesta exaltación de lo cotidiano y sus personajes citadinos se encuentran atrapados en la neurosis moderna. Plantea en sus obras conflictos endémicos y ansiedades muchas veces triviales, a través de un lenguaje  hilarante y diálogos  ingeniosos. En El último de los amantes ardientes, están presentes todas las características de su teatro.  Después del tamiz que representa una traducción, una adaptación y luego una criollización, poco va quedando de ese humor fino y formal de Simon, no por ello se pierde la esencia de la obra.

Cuatro personajes, un hombre, tres mujeres y una sombra apenas perceptible en la penumbra, en la que el hastío que provoca un matrimonio de muchos años, impulsa a un hombre tímido en apariencia, a buscar aventuras extra conyugales, y escoge para sus encuentros el apartamento de su madre.  Irving Alberti, con innegable talento para el humor repentista, mantiene una actuación lineal, logrando por momentos matices que diferencian situaciones; siendo su desenvolvimiento a veces precario, da la impresión  que la escena teatral no es su hábitat habitual. Edilí encarna a  las tres mujeres que acuden a la cita, alcanzando  diferenciar los  personajes, y a  cada uno incorpora cierta dosis de originalidad. 

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