EDITORIAL

EDITORIAL

[b]Como debe ser[/b]

Las elecciones presidenciales pautadas para el 16 de mayo del 2004 habrán de ser transparentes, limpias y confiables, primero porque esa es la voluntad de este pueblo y segundo porque la institucionalidad del país no resistiría que así no fuese.

La Junta Central Electoral (JCE) tiene sobre sus hombros la responsabilidad de organizar y desarrollar este proceso con absoluto apego a las normas y procedimientos pautados por la Ley Electoral y las resoluciones emanadas por ese mismo organismo. Si algo facilita esta tarea es la presencia permanente de los delegados políticos y su participación en consultas previas a muchas de las decisiones que se toman en el tribunal, aunque debemos estar claro que no todas las disposiciones tienen que satisfacer los reclamos de los partidos, y ahí está como ejemplo el caso de funcionarios objetados por dos de las organizaciones del sistema.

Un aspecto que debe cuidar con celo la JCE es que las designaciones de personal para las junas municipales y provinciales se corresponda con una previa valoración minuciosa de las condiciones de cada persona elegible para ocupar cualquiera de las posiciones.

Otra cuestión delicada que compete a la Junta es dilucidar las querellas internas de los partidos y emitir sentencias que reflejen el mandato institucional de la Ley Electoral y la Constitución de la República.

A pesar de los sobresaltos que vivió el país en los tiempos en que fue seleccionada la composición de esta Junta Central Electoral, no hay a la vista argumentos que justifiquen temores en cuanto a la organización de unas elecciones ejemplares. Esto así, para tranquilidad de todos los que llevamos la nacionalidad dominicana y de aquellos que no teniéndola, tiene puesta su atención en los acontecimientos de este país.

Las elecciones del 2004 deberán dersarrollarse como tiene que ser, con todas las de la ley.

[b]Haití[/b]

Haití ha vuelto a convulsionar en estos días en virtud de antagonismos de grupos políticos que no ceden en sus respectivas posiciones.

De un lado, el Gobierno que encabeza Jean Bertrand Aristide está afanado en convocar elecciones legislativas para, según se afirma, subsanar el vacío institucional que sobrevendrá cuando concluya, al final de este mes, el ejercicio de los actuales legisladores. La oposición, mientras tanto, considera que no hay tiempo para preparar unas elecciones legislativas confiables y a cambio pide la dimisión del régimen.

El viernes de la pasada semana, una manifestación estudiantil fue reprimida en Puerto Príncipe con un saldo de dieciséis estudiantes heridos de bala y una treintena con severas contusiones. Ayer, en otros enfrentamientos entre gobiernistas y opositores, hubo también un saldo de heridos.

Recientemente estuvo en el país Regis Debray, un alto funcionario del Gobierno francés que cobrara connotación por haber acompañado a Ernesto -Che- Guevara durante su incursión guerrillera en Bolivia. Su visita tuvo que ver con la situación de Haití, bajo la premisa de que cualquier solución en ese país debe contar con el visto bueno dominicano. En realidad, ha dejado mucho que desear la actitud de las poptencias «amigas» de Haití ante los graves problemas sociales, políticos y económicos de ese país. Aspiramos a que esta visita sea el inicio de un verdadero plan con miras de llevar paz y pan a nuestros vecinos del lado occidental de la isla.

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