EDITORIAL

EDITORIAL

La desaparición del gas licuado de petróleo de las estaciones de expendio es una derivación de nuestras insuficiencias, no sólo materiales o financieras, sino de previsión y planificación.

La crisis se veía venir desde el momento en que el Gobierno se retrasó en el pago del subsidio de ese combustible, acumulando una deuda que a la fecha es de RD$250 millones y provocando que suspendieran sus operaciones dos de los principales importadores.

La Refinería Dominicana de Petróleo (REFIDOMSA) afirma que está despachando gas suficiente para cubrir un 73% de la demanda actual. En otras palabras, si la demanda mensual ronda los 22 millones de galones, la refinería estaría despachando 16.06 millones de galones por mes y suponiendo que nadie más esté importando y despachando gas, el déficit sería de 5.94 millones de galones por mes, lo que no parece corresponderse con la situación del mercado, de virtual desaparición del combustible.

Se supone que el gas despachado por la refinería está subsidiado, en RD$16.50 para esta semana, de acuerdo con los precios aplicados a los combustibles desde el sábado último. Sin embargo, hemos recibido denuncias en el sentido de que en algunas estaciones de expendio se está vendiendo el galón de gas RD$10 por encima del precio subsidiado, que es de RD$25.

Este sobreprecio correspondería a la especulación que, según ha dicho el Gobierno, estaría afectando el mercado del gas, lo que conllevaría capacidades enormes de almacenamiento y retención para manipular los precios en el mercado.

¿Cómo explicarle al país, y justificarlo, que el Gobierno carece de dinero suficiente para cubrir obligaciones como el pago del subsidio del gas, sobre todo conociendo que el Estado ejerce sobre la población una excesiva presión fiscal a través de los precios de los combustibles?

Son esas insuficiencias nuestras, no necesariamente financieras, las que conducen a las distorsiones que estamos observando en el caso del gas licuado de petróleo y que ya hemos padecido en el suministro de energía eléctrica.

[b]Damnificados[/b]

En algunas zonas afectadas por las recientes inundaciones los damnificados se han multiplicado en número.

No sólo están en esa condición las familias que debieron refugiarse en escuelas debido a que perdieron sus hogares o cuyas viviendas están todavía anegadas. También han adquirido esta categoría miles de estudiantes que llevan al menos dos semanas sin recibir docencia porque sus planteles están ocupados.

El Gobierno, a través de los organismos de socorro, ha estado proveyendo cierta ayuda a los damnificados, pero no parece estar haciendo todo lo que ha debido hacer para ir normalizando la situación en la medida que lo permitan las aguas acumuladas.

Hay que evitar por todos los medios que el número de daminficados continúe multiplicándose y tratar de hacer lo necesario para que las escuelas sean desocopadas.

La condición de damnificado se ha convertido en este país en una especie de subclase social. Por eso se oye hablar todavía de los damnificados de los huracanes David y George´s. Esperamos que esta vez haya un cambio de criterio en el manejo de la situación.

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