EDITORIALES

EDITORIALES

Cuando se vuelve la mirada hacia el Suroeste desde la capital del país se percibe un panorama deprimente en materia de desarrollo, en comparación con el resto del territorio nacional.

Lo que se percibe es una zona económicamente deprimida, con mal cuidada infraestructura y con carencias que se agravan en la medida en que se avanza hacia el Oeste.

Parecería que, o se discrimina al Oeste en cuanto a incentivos para la inversión en relación con el Este, o las inversiones han preferido la zona oriental y han motivado que haya más fluidez de apoyo estructural de parte del Estado.

Da la impresión de que los gobiernos no han planificado o no han ayudado a planificar el desarrollo del Suroeste. La política y la demagogia han tenido mucho que ver en ello. Por ejemplo, en Barahona fue construído un aeropuerto internacional antes de que en toda la región hubiesen las inversiones necesarias, inclusive en proyectos turísticos, que garantizaran una atracción considerable de capitales y turistas.

A pesar de que en el litoral Suroeste del país abundan hermosas playas, no se les ha puesto en condiciones de hacerlas atractivas para la inversión, y ni siquiera son adecuadas las vías de acceso hacia las mismas. Esto contrasta mucho con el Este, con un desarrollo vial al que habrá de añadirse dentro de relativamente poco la Autovía El Coral, cuya construcción ya fue aprobada. Y hay que citar que en este aspecto ha habido buena atención oficial hacia el Norte y el Noreste del país, donde han sido desarrollados excelentes polos turísticos, mayormente de inversión privada, pero sólidamente respaldados por políticas de Estado en materia de infraestructura e incentivos.

Sería interesante escudriñar si todo esto que parece discriminaciíon en desventaja del Suroeste, es fruto de la casualidad o de la falta de una planificación juiciosa del desarrollo integral del país. Pero sea lo que sea responde a un criterio arcaico e injusto.

[b]¿A la flor?[/b]

La Dirección General de Minería ha confirmado una información que publicáramos en estos días, en el sentido de que está en estudio una propuesta a la minera Unigold para que ésta le compre al Estado por US$42.7 millones, beneficios futuros que se derivarían de la explotación de los sulfuros de oro de Cotuí por parte de la firma Placer Dome.

La oferta no deja claro por cuáles razones el Gobierno dominicano tendría que desprenderse de beneficios que legítimamente le corresponderían en una racional explotación de la mina aurífera.

Ya hemos comprometido una buena parte del futuro financiero del país y resulta chocante que nos desprendamos, por consiguiente, de recursos que podrían ayudarnos a salir del embrollo en que estamos metidos.

En términos financieros el país está en serias dificultades y la disciplina que no quisimos imponernos por consejo propio, ahora las buscamos ante el Fondo Monetario Internacional. Eso es cierto, pero no parece suficiente para justificar que vendamos «a la flor» y con semejante diferencia futuros beneficios mineros, por más desesperados que estemos en la búsqueda de recursos frescos que serán rápidamente tragados por las necesidades que nos abruman.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas