EDITORIALES

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En el Proyecto de Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos concebido para el año 2004 se asigna a la Secretaría de Educación una partida que en términos absolutos es superior a la que le fuera otorgada en el presupuesto del presente año.

Si partimos de que en el presente año Educación tuvo asignados RD$9,419 millones y para el 2004 le han sido asignados RD$12,771 millones, la variación positiva sería realmente de un 36% y parecería que se ha practicado un acto de indexación, pero no es así. Los RD$3,352 millones que esa cartera recibirá el año próximo por encima de lo que le correspondió este año no representan, ni por asomo, una compensación justa, que pueda ser estimada como que se está invirtiendo más en la que debe ser una de nuestras principales prioridades.

Si tomamos en cuenta la devaluación de la moneda hasta la fecha y los efectos multiplicadores de la misma en términos de merma de poder adquisitivo, si proyectásemos esos efectos hacia el 2004, con impuestos aumentados precisamente para nutrir el presupuesto, tendremos como resultado que nada significativo se ha hecho por mejorar la educación.

[b]-II-[/b]

Este tratamiento a la secretaría de Educación encaja en una línea de conducta mantenida por el Gobierno en los últimos tiempos, pero que carece de razón lógica.

Se recuerda que una proporción importante de la asignación que tenía Educación para el presente año fue transferida a otras cuentas, y según funcionarios de esta cartera, la misma solo ejecutó la mitar de lo que tenía consignado en el presupuesto.

Este comportamiento es, sin duda, una negación preocupante de la prédica oficial, según la cual la educación, que es la base indudable del progreso y la superación en las sociedades modernas, sería una de las principales prioridades para fines de inversión pública.

Nuestra preocupación se ahonda porque un tratamiento similar se le prodigará a la salud en el presupuesto del 2004.

Definitivamente, la percepción oficial de la importancia de la educación deja mucho que desear, y así lo evidencia la base de nuestro comentario de esta fecha.

[b]Abandono[/b]

La Unidad de Quemados Pearl F. Ort, que funciona en el Hospital Doctor Luis Eduardo Aybar, está en crisis por abandono.

Sus médicos se quejan porque el Gobierno no es púntual en le entrega de la subvención correspondiente y por esa causa en esa unidad faltan medicamentos y materiales para el tratamiento especializado de quemados. Se afirma que unos quince pacientes han muerto por culpa de estas carencias.

Ya hemos reseñado que en ese mismo hospital hay equipos bastante costosos que están amontonados, sin que hayan sido instalados y sin que brinden sus utilidades a la población.

Todo esto ocurre mientras se advierte que los recursos fluyen con facilidad y abundancia para menesteres menos prioritarios que la salud, en medio de un activismo político febril que no para mientes para promover aspiraciones y ambiciones.

De una buena vez por todas, hay que identificar y honrar las prioridades del país, de su población, de su sociedad. No puede ser que una unidad de salud altamente especializada, y única en el país, como es el caso de la Unidad de Quemados, esté abandonada a su suerte por la falta de unos recursos que durante la zafra política sobran en otras partes.

¡Qué forma más rara tenemos para agradecer el valioso y espontáneo concurso internacional que nos han dado para que funcione y salve vidas la Unidad de Quemados Pearl F. Ort!

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