Eduardo Sanz Lovatón
Un ejemplo de madurez y juventud

Eduardo Sanz Lovatón<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/04/7CBA6BA0-8000-4F6E-8579-1F1358ED290D.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=460 data-eio-rheight=359><noscript><img
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Lo que ayer pudo haber sido una desventaja en su vida, la madurez que refleja con tanta humildad a pesar de su juventud, hoy se torna en una de sus mayores cualidades.

Aún no llega a los 30 años y su hoja de vida cuenta con una vasta experiencia como diplomático, abogado, catedrático y columnista en varios periódicos de circulación nacional, además de una hermosa esposa y dos pequeños que lo adoran, lo cual se refleja en la armonía de un hogar repleto de sueños y esperanzas por doquier.

Pero aún no hemos mencionado su incursión a la política, ya que Eduardo Sanz Lovatón, conocido como Yayo, es un joven con mucho talento y aspiraciones, no sólo en el plano personal, sino como ciudadano y eterno enamorado de su país, por lo que anhela llegar a ser diputado por el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD).

Comenzamos la conversación como un encuentro entre viejos amigos, y al preguntarle de su experiencia como diplomático, nos revela que es una de la que se siente muy agradecido, porque le permitió poder hacer su maestría de Derecho y representar su país en una tierra llena de cosas verdaderamente increíbles como París, donde trabajó en la Asociación de Juristas Dominico-Franceses.

Sanz Lovatón ha desarrollado una larga trayectoria en la fundación y dirección de asociaciones sin fines de lucro en beneficio de la sociedad dominicana en el país y en el extranjero; además, fue galardonado con el Premio Nacional de la Juventud 2003, en el renglón liderazgo profesional.

De su trayectoria como escritor, cuenta que “creo que esa palabra es muy fuerte. Sí te diría que soy un relator de ideas. Creo firmemente que las experiencias que uno tiene en la vida, y más si son hasta cierto punto singulares, hay que transmitirlas, por eso trato de compartirlas en mis columnas”.

Del significado de la política en su vida, asegura que “es un medio para participar. Todo aquel que no se sienta conforme de cómo marcha nuestra sociedad tiene que interesarse por ella. Si sales a la calle a investigar qué piensa la gente de la palabra diputado, a veces da vergüenza. Ahora, no podemos seguir por ese camino, porque es el Congreso que hace las leyes, el que determina los impuestos”.

Explica que se inclinó por el derecho como carrera, ya que desde muy joven argumentar ha sido natural en él, “por lo que la influencia de la ley, la palabra escrita, es fundamental para mi motivación, que es poder hacer algún tipo de cambio político, el derecho va de la mano. Después, paradójicamente, con el ejercicio profesional y en el desarrollo con mis clientes, me he podido dar cuenta que el derecho es una vía para poder trabajar en negocios y darse cuenta de cómo se mueve la economía del país”.

En el 2002 incursiona en el magisterio en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) y en UNAPEC, y de su labor como catedrático sostiene que ha aprendido más de sus estudiantes de lo que ellos han podido aprender de él, ya que siempre ha tratado en las aulas de llevarle una idea fundamental, y es que la universidad tiene que ser un ideal de lo que debiera ser la vida profesional.

Al finalizar el muy corto encuentro, pero fluido y ameno, solicitamos un mensaje para la juventud y sin muchos rodeos manifiesta: “no podemos quedarnos sentados y ver como nuestro país se convierte en un conjunto de desilusiones. Hay que seguir intentándolo e incentivar a todos los lectores de esta revista que si no es en mí, busquen a alguien que los represente, en cualquier partido político, pero que lo busquen, porque hay que participar políticamente y si usted mismo no lo va hacer identifíquese con alguien y ayúdelo”.

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