Eduardo Villanueva y su estela luminosa

Eduardo Villanueva y su estela luminosa

La música impregnaba la atmósfera de aquella residencia de los Villanueva Martínez, sus pequeños hijos Rafael y Eduardo crecieron bajo su influjo, llevando a Rafael a convertirse en un gran músico y director de orquesta, mientras que Eduardo a través de la música, descubre un mundo nuevo de formas y movimientos, la danza, y decide ser parte de ella, inicia su formación con la inolvidable profesora Clara Elena Ramírez.

En el año 1978 se creó el Ballet de Bellas Artes, integrado por las principales figuras de las escuelas de Magda Corbett y Clara Elena Ramírez; Eduardo Villanueva forma parte del elenco e inicia su faceta de coreógrafo con su versión de las “Variaciones del Ballet Don Quijote”.

En el Ballet Cascanueces, presentado por Carlos Veitía en el año 1979, Eduardo interpreta a Drossmeller, personaje de carácter, y junto a la bailarina Carmen Espinosa, la Danza Española, dando así muestras de su versatilidad.

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Como todo gran artista, es espejo de su tiempo, su sensibilidad lo lleva a inspirarse en un acontecimiento histórico profundamente dramático, Eduardo Villanueva crea en 1980, el primer ballet histórico dominicano, “Las hermanas Mirabal”, logrando expresar la magnitud de la tragedia a través de una síntesis coreográfica, con momentos brillantes, expuestos por las bailarinas que encarnan las tres hermanas: Marinella Sallent, Lourdes Ramírez y Mercedes Morales.

Abre Eduardo nuevos horizontes a la danza de nuestro país. Del clasicismo pasa a la modernidad interpretando el ballet “Ionización”, de Carlos Veitía. Un momento histórico es la creación del Ballet Clásico Nacional, en el año 1981, integrado por las principales figuras de la danza, siendo escogido Eduardo Villanueva como director y Magda Corbett y Clara Elena Ramírez, subdirectoras, uniendo así la experiencia y el joven talento nativo.

En el debut del Ballet Nacional se presentó la versión de Eduardo de “La Consagración de la Primavera” ballet original de Vaslav Nijinsky. Como coreógrafo utiliza el número siete como símbolo de la creación, logrando momentos sublimes y dramáticos.

Otro ballet histórico “Salomé Ureña”, es presentado por Eduardo en noviembre de 1981, interpretado por Mercedes Morales y Marinella Sallent. Esa noche estrenó además, “Sorprendidos por el Sol”, basado en la mitología taína, siendo intérprete de su propia creación junto a Carlos Veitía, y “Homenaje a Isadora Duncan”.

Eduardo Villanueva busca nuevos horizontes, viaja a diferentes países, estudia en la Martha Graham School of Contemporary Dance, descubre a Alvin Ailey; en Europa se impregna de diferentes manifestaciones de danza.

Regresa al país y en el año 1985, funda el “Taller de Danza Contemporánea”. En su espectáculo “Cuatro Temas en Movimiento” une en un ideal, danza, pintura música y teatro; en el ballet “Medea” basado en la tragedia de Eurípides, desarrolla la acción en un espacio idílico creado por José Miura.

En “Transmutación” se inspira en figuras estilizadas de Elsa Núñez. En “Novias para Ogún” aborda el tema de la negritud, con imágenes de Jorge Severino, y en “La Aldea Imaginaria” logra con la policromía de Cándido Bidó, la placidez del ambiente bucólico.

La parte danzada de la cantata escénica “Carmina Burana”, presentada en abril de 1988 estuvo a cargo de Eduardo, y con ella rompe con la tradición, llevándola de su ambiente medieval, al lejano oriente.

Siempre creativo, en 1990, en su coreografía “La Danza del Fuego”, los bailarines unidos por una cinta, simulan los fulgores de la flama. Eduardo ejecuta su obra junto a Ginny Ocaña. Su versatilidad lo lleva a participar en óperas y obras teatrales.

Otro gran legado de Eduardo son sus artículos sobre música y danza, y sus charlas previo a los conciertos sinfónicos.

Convertido en declamador, con su presencia nos muestra al poeta, Theóphile Gautier, y su voz hermosa, de excelente dicción, logra emocionar, siendo parte de la “Gala de Primavera”, abril 2013.

Como narrador nos introduce en el cosmos totalizante de Richard Wagner, en el concierto “Wagneriana”, octubre 2013.

Este artículo es solo un esbozo, la trayectoria de Eduardo Villanueva, ocuparía muchas páginas más. El Ministerio de Cultura en reconocimiento a su legado, lo ha distinguido con el Premio Nacional de las Artes Escénicas -2024-.

Honor a quien honor merece. Apartado del mundanal ruido, el versátil Eduardo Villanueva continúa desde las alturas, su senda luminosa en alas de la danza.

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