Los países que piensan seriamente en su presente y futuro prestan atención especial a la educación de la niñez, de los adolescentes y jóvenes, pues tienen la debida conciencia del valor de ese capital humano para el desarrollo y supervivencia de sus sociedades.
¡Cuán acertado están¡ pues con los pies sobre la tierra, asumen la educación del ser humano como su herramienta principal de desarrollo.
Bajo esa correcta visión, en la que el ser humano es el elemento central de la sociedad, la educación, pasa a ser una de las profesiones más importantes, y por ende, el maestro, la maestra o el educador o educadora constituye uno de los profesionales de primera línea del país.
Para cumplir con ese objetivo fundamental de la sociedad, dedican el tiempo, los esfuerzos y recursos para la formación integral de sus educadores/as, para que los mismos adquieran las competencias académicas apropiadas y puedan cumplir cabalmente con su noble función en la sociedad; la de educar integralmente a la población escolar de todos los niveles.
Junto a la adecuada formación magisterial que reciben, también disfrutan un salario digno y un régimen de seguridad social aterrizado.
Esos elementos constituyen parte de la base real para sustentar un adecuado SISTEMA EDUCATIVO NACIONAL, con la capacidad de educar acertadamente la niñez. Sistema que deberá propugnar y practicar la excelencia educativa. Es decir, que el estudiantado adquiera la formación correcta y el dominio de cada asignatura y la formación integral como individuo.
No podemos quedarnos solo, en enseñarle a leer, sumar, restar y escribir, cosa que ha fallado, sino, también, en educarlo en los valores cívicos -¬ciudadanos. Justo lo que hace falta en la sociedad.
El compromiso con su persona, con la familia, con la comunidad, con la escuela, con el país; la responsabilidad social, la solidaridad, la cortesía, la urbanidad, el respeto a los derechos humanos de los demás, asumir la verdad como la base de su accionar y la sinceridad consigo mismo y con los demás juega un papel determinante en la vida de los estudiantes a todos los niveles y en su vida secular.
Es esa formación integral es la que está ausente en la escuela de hoy. De ahí la desgracia y tormentos que vivimos.
A propósito de la apertura del año escolar mañana, el Ministerio de Educación está en el deber y la obligación, entre otras cosas urgentes, la de asumir la reincorporación de la asignatura Educación cívica o integral que recibíamos antes, llamada Moral y Cívica-
Esta sabia decisión es muy importante para la sociedad, la cual se sumaría a los esfuerzos que viene haciendo el ministerio en mejorar/ cualificar el sistema educativo, que de haberlo recibirá el aplauso de la sociedad, que así sea.