Educación debe adaptarse a regiones

Educación debe adaptarse a regiones

Por M. ARISTY CAPITAN
La educación en la República Dominicana sería más eficiente si los currículums son reorientados para poder responder a las necesidades específicas de cada región geográfica del país, según lo estableció el rector de la Universidad Iberoamericana, Julio Amado Castaños Guzmán.

De hacer esta modificación, afirma Castaños Guzmán, se lograría que los egresados de los centros educativos sean capaces de resolver los principales problemas del lugar en el que viven. Por tanto, se promoverían el empleo y desarrollo.

«Al hablar sur profundo, de la zona fronteriza, habría que poner un centro de capacitación técnica profesional que esté enfocado a resolver todos los problemas de estas comunidades. Por ejemplo, los del agua y de la producción agrícola», sostuvo Castaños Guzmán.

Resaltando que la educación debe resolver los problemas y no generarlos, Castaños Guzmán indicó que es inconcebible que en las universidades continúen formando a profesionales que no encontrarán trabajo porque no son necesarios o no cuentan con la capacidad para abrirse camino en su área.

En lugar de continuar egresando a abogados o médicos que terminarán haciendo cualquier cosa menos ejercer lo que estudiaron, Castaños Guzmán propuso que se promueva la educación informal.

«En estos países la educación informal es más efectiva que la formal. Aquí tú encuentras a gente que te ensamblan una computadora y no son bachilleres. ¿Quién ha dicho que para arreglar un motor diesel de un camión hay que ser bachiller? Lo importante es que la gente aprenda, que tenga habilidades y destrezas y no un título. Hay que romper con esa tendencia, eso tiene ahogado a este país».

Tras indicar que la obsesión por darle educación formal a todo el mundo puede  convertirse en una traba, Castaño Guzmán manifestó que hay cierto tipo de mano de obra que no necesita pasar por una universidad.

«El tipo de mano de obra que nosotros necesitamos no necesariamente tiene que pasar por ese proceso. Lo que se necesita es capacitarla, enseñarle bien un oficio y certificarla. Con eso se generan nuevas fuentes de riqueza porque la gente comienza a generar recursos».

Este trabajo, entiende Castaños Guzmán, puede hacerse desde las mismas universidades: si se unen todos los rectores, e identifican las necesidades de cada lugar, podrían ofrecer la capacitación técnica que se requiere en los diferentes puntos del país.

Otro aspecto que debe revisarse es el concepto de universidad abierta. «La universidad no puede ser abierta para todo el mundo porque se convierte en una herramienta de frustración. A la universidad debe ir el individuo que tiene condiciones para eso. No todo el mundo puede hacerlo. Y eso no es ser elitista sino realista. No se puede permitir que llegue un individuo que no tiene capacidad porque se pasará siete años haciendo una carrera y al egresar no servirá para nada».

La solución a este dilema, manifestó Castaños Guzmán, está en utilizar una verdadera prueba de admisión en las universidades. Un buen instrumento, subrayó, es la Prueba de Orientación y Medición Académica (POMA) que diseñó la Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (SEESCYT).

Con el uso de esta prueba en todas las universidades, entiende Castaños Guzmán, se podrían conocer cuáles son las debilidades de los estudiantes que egresan de los colegios y liceos. Esto permitiría que se haga un diagnóstico real del sistema y, sobre todo, ver qué debe cambiarse para mejorar la educación del país.

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