Educación: otra cara del asunto

Educación: otra cara del asunto

Aparte de la insuficiente inversión que se le reserva cada año, la enseñanza pública tiene otras dificultades que deben ser eliminadas para lograr un mejor aprovechamiento del tiempo de docencia.

Una de esas dificultades es el número exagerado de  alumnos por aula, que sin duda es un obstáculo para  facilitar la tarea del maestro y el aprendizaje de parte del estudiante.

Aquí se da el caso de que se concentra hasta sesenta estudiantes en un aula, con un profesor que debe arreglárselas para llegar a cada estudiante. Nuestras escuelas no están provistas de medios audiovisuales que faciliten la tarea de manejar con éxito tal número de estudiantes.

Para enfrentar esta dificultad hay que reducir el tamaño de las aulas y fraccionar los cursos, lo que obligaría a contratar más profesores, o proveer cada aula de equipos audiovisuales que  permitan una comunicación óptima entre profesores y estudiantes.

Como se ve, no solo la falta de inversión suficiente atenta contra la calidad de la enseñanza pública. Hay factores estructurales que afectan seriamente el desempeño de los profesores y el rendimiento de los estudiantes.

Es necesario actualizar los diseños de nuestras escuelas y eliminar los obstáculos de orden estructural que impiden el desarrollo óptimo de la tarea docente.

Semáforos inservibles

Hace relativamente poco el Gobierno invirtió en la adquisición e instalación de semáforos inteligentes y de bajo consumo, así como en la sincronización de los mismos.

Eran los tiempos en que los altísimos precios del petróleo obligaron a los gobiernos de los países importadores de crudo a buscar cuanta alternativa de ahorro de carburantes y energía fuese posible.

Pasado el susto, los semáforos inteligentes han sido relegados a segundos planos.

Las fallas de suministro eléctrico y la falta de mantenimiento han sacado de servicio a la mayoría de estos aparatos y de 269 instalados apenas 72 funcionan a mediana capacidad.

El resultado ha sido que estas fallas de los semáforos ha agravado el  caos habitual del tránsito en la Capital y el resto de la provincia de Santo Domingo, causando serios   inconvenientes y riesgos.

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