Educación pa’ cuándo: escuela resiliente

Educación pa’ cuándo: escuela resiliente

José Miguel Gómez

Clase presencial puede ser un riesgo, no así los bares, discotecas, playas…

El riesgo es una probabilidad de padecer un daño o de enfermar. En el caso del covid-19, las juntaderas, aglomeraciones, los encuentros de decenas de personas en playas, restaurantes, discotecas, ríos, cines, etc., aumentan los niveles de contagios.

Previendo el deterioro de la economía, la falta de consumo, los gobiernos y los empresarios abrieron cada país, buscando la activación, aumentar el circulante y que cada comercio se pudiera levantar o mantener después de un año de pandemia. Diríamos que todo parecía comprensible: cuidar la salud y cuidar la economía.

Sin embargo, el inicio de clases presenciales se ha ido postergando, sin una razón lógica, de salud, ni de riesgo, ni por factores de cuidado como se prevenía hace 6 meses. Después de la vacunación de profesores, de personas de mayor riesgo y de una normalidad en todos los sectores, la educación de niños y niñas sigue sin apertura en colegios y escuelas.

Si los ciudadanos, profesores, padres, vecinos, adultos y jóvenes están realizando y socializando una apertura de normalidad, para aumentar el consumo, repito, qué sentido tiene mantener a los niños en sus casas encerrados para evitar el contagio del covid-19.

Durante ese encierro agotador, sufrible, muchos niños se han deprimido, padecen de ansiedad, o han aumentado de peso; otros han tenido problema de conducta, desafío a la autoridad de los padres, falta de atención, concentración en los estudios, traduciendo en pobre desempeño escolar y productividad, ante el formato de educación digital.

Los padres están agotados, han tenido que salir a trabajar y muchos niños se quedan solos, o con un hermano adolescente, o la doméstica o la abuelita. Es decir, la supervisión de tarea es muy pobre.

La educación integral, presencial y activa, es la que motiva, estimula, ayuda al desarrollo de las habilidades y destrezas de los niños; pero también es la que ayuda en la inteligencia emocional y social. La escuela es el segundo espacio con que cuenta el niño para el desarrollo sano, para fortalecer la identidad, la autoestima, el auto-concepto, la cultura de la tolerancia, los valores, y la espiritualidad.

Ahora resulta que la educación y apertura de colegio y escuela puede ser un riesgo, pero los bares, discoteca, playas, cines, teatros, parques, comercio no representan riesgos.
La escuela es un factor protector y resiliente para los niños y niñas, para los maestros y para todo el personal que trabaja dentro del modelo educativo.

Los niños son más felices y productivos cuando están es su escuela, con sus amigos y profesores.

Allí, en la escuela, practican el altruismo, la solidaridad, la compasión, el amor y la alegría, que son actitudes emocionales positivos.

A veces no comprendo las motivaciones para no iniciar la docencia en colegios y escuelas; salvo que los indicadores de salud se pongan en alerta, el contagio se dispare, las muertes, las camas hospitalarias, UCI y la demanda por pruebas. Pero si existe apertura, pocos controles de toque de queda, apertura y juntadera por medio país, entonces, la escuela pa’ cuando.

De esperarse el 50% de la población vacunada, sería meses septiembre-octubre y viene diciembre y se fue el año escolar.

Los países que invierten en educación de calidad, de formación integral hace mucho que han empezado con el inicio de la docencia con las medidas sanitarias y los controles.

Dos años de poca productividad escolar; con desempeño pobre en lectura, matemática, formación integral, para contextualizar y articular pensamiento, son trabas de una educación limitada y de pocos resultados.

La República Dominicana está entre los países cuyo logro educativo es pobre, aun con el aumento 4%. De continuar con colegios y escuelas cerradas, con una educación por televisión y radio, el impacto va hacer desastroso.

Los padres están agotados, han tenido que salir a trabajar y muchos niños se quedan solos