Educación para todos y todas

Educación para todos y todas

El inicio del año escolar 2009-2010, abre como siempre un espacio de esperanza y de crecimiento para todos. En efecto, es parte importante del proceso de avance y renovación de la sociedad, dirigido a la formación de las nuevas generaciones que asumirán los cambios y transformaciones demandadas por todos.

La expectativa general es que la población estudiantil  se incremente en este periodo escolar, como ha ocurrido en los últimos. El pasado año 2008-2009 la matricula total de los niveles inicial, básico, medio y las modalidades especial y de adultos, superó los  2,500,000 estudiantes.  También es significativo que  la cobertura escolar de la población entre los 6 y 18 años alcanza el 91%, pero la meta abarca   a todos los niños y jóvenes del país. El desafío apunta a la  retención en las aulas y  a la calidad de la educación que reciban. Múltiples factores afectan la regularidad de la asistencia y la permanencia de los estudiantes en los centros escolares. La superación de éstos constituye un  requerimiento  primordial  para alcanzar la formación integral  y de calidad  esperada.

Cabe destacar el tipo de año escolar que todos los sectores de la sociedad aspiran. En lo formal el cumplimiento del calendario y de los horarios establecidos. La disponibilidad de las aulas, del mobiliario, los medios  y  recursos mínimos para desarrollar el proceso enseñanza-aprendizaje, conforme a la planificación y el desarrollo curricular vigente. Ello incluye en las aulas, la acogida calurosa, motivadora, respetuosa, de dialogo, intercambio, integración, elaboración,  construcción, reconstrucción de nuevos aprendizajes y la producción de conocimientos que amplíen y fortalezcan las competencias adquiridas.  

Todo ello será posible si cada sector aporta lo que le corresponde. A la Secretaria de Estado de Educación  la preparación, acondicionamiento y aprovisionamiento de los centros escolares;  los directivos y maestros el compromiso de promover el ambiente y las relaciones de amor, tolerancia, aceptación, comprensión y estímulo que favorecen la motivación, el desarrollo de actividades variadas, creativas e interesantes que aseguran la participación, la asistencia, la permanencia y el aprendizaje  de los estudiantes; los padres  apoyo, seguimiento, colaboración, participación en las acciones y  eventos que la escuela o colegio les solicite para contribuir al rendimiento óptimos de sus hijos.

La coordinación de esos esfuerzos hará posible que en las aulas se cumpla el mandato de Dios: “Considerad al hombre como una mina, rica en gemas de valor inestimables. Solamente la educación puede hacerle revelar sus tesoros y permitir a la humanidad beneficiarse de éstos” que se corresponde  con el principio de “Educación obligatoria para todos”, presentados por Bahá’u’lláh, fundador de la religión Bahá’i.

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