Dos niños haitianos murieron de cólera en el país por el absoluto desprecio de tutores adultos a la ciencia médica. Prefirieron la brujería por una ignorancia que conduce a la fatalidad en pleno Siglo 21. Además en niveles sociales medios la falta de información educativa y preventiva mantiene a miles de mujeres dominicanas alejadas del Papanicolau, examen celular precoz que salva del cáncer. Otras carencias materiales del sistema agravan la incidencia de esta enfermedad en nuestro medio. Así, área por área, provincia por provincia, veríamos que la baja escolaridad y la pobreza de promoción de la salubridad constituyen un gran aliado de las enfermedades y la muerte en un marco de debilidad o ausencia de planes de salud para crear opciones de atención primaria y para generar actitudes preventivas en la gente utilizando diferentes formas de comunicarse profusamente con los adultos de barrios y parajes.
La extendida simpatía de los dominicanos por la campaña por la asignación de más recursos para la Educación ha tenido un poderoso incentivo en la sociedad: se comprende que es un objetivo más prioritario que algunas realizaciones del Gobierno inspiradas a veces en el interés de lograr que el país salte a escalones de progreso, sin haber pasado primeramente por unos imprescindibles peldaños iniciales. Ni siquiera podría en verdad hablarse de mejorar la calidad de la enseñanza actual sin ese 4%.
Los haitianos del continuo retorno
Está demostrado que la casi totalidad de los inmigrantes haitianos indocumentados que el país devuelve legítimamente a su lugar de origen, retornan a este lado con la misma facilidad con que siempre se cruza la frontera. Una clara demostración de que sin un efectivo control sobre la línea de demarcación, las repatriaciones equivalen a echar líquido en un envase sin fondo, operaciones costosas e inútiles que además sirven de pretexto para que se formulen acusaciones injustas contra la República.
A esta incongruencia se suman los cuestionables criterios consulares para expedir visas a los haitianos que vienen al país teniendo ya resuelta la formalidad de los permisos oficiales. Se da así la migración legal desbordada que acrecienta la oferta de mano de obra barata en perjuicio de los dominicanos. los cónsules criollos en Haití no están sometidos a oportunas restricciones y expedir visas les llena muy bien las alforjas.