Educación y calidad del maestro

Educación y calidad del maestro

Ahora que la sociedad se levantó en pié de lucha y  logró consignar en el Presupuesto  el   4 por ciento del PIB para la Educación, o  sea, unos 99,000 millones de pesos, el nivel del debate y la movilización se sitúa  en la aplicación práctica de esos  fondos.

Y cuando el Presidente,  con toda razón,  habla de la necesidad de la capacitación de los maestros, vinculando dicha capacitación a la importación de profesionales extranjeros calificados, el debate público comienza a tomar cuerpo. Porque en el fondo de lo que se trata es el sendero que hay que  tomar para que esos fondos no se desvíen hacia medidas superficiales.

La premisa aceptada ya por los organismos internacionales es  que  la ruptura con la pobreza  pasa por la educación sostenida de calidad.   Las naciones que han logrado avanzar hacia estadios superiores de desarrollo  han tenido que transitar por una educación de calidad. Los ejemplos los tenemos frente a nuestros ojos. Ahora bien,  cuál es el aspecto clave en una educación de calidad? Evidentemente no es la materia prima, o sea, el estudiante que es  el que recibe el conocimiento, sino el profesor que es el que  transmite el conocimiento.

Este tema ha sido tratado por los expertos. Andrés Oppenheimer en su libro  “Basta ya de Historias”  plantea  sobre  el particular que “prácticamente todos los estudios internacionales sobre los avances educativos están llegando a la misma conclusión: lo fundamental para mejorar la calidad educativa no es cambiar los planes de estudio, ni aumentar indiscriminadamente los sueldos de los maestros, ni siquiera reducir el porcentaje de estudiantes por maestro, sino elevar la calidad de los maestros”  Y una investigación de la consultora McKinsey,  afirma que … “El impacto negativo de los maestros de bajo rendimiento es enorme, especialmente durante los primeros años de aprendizaje. En la escuela primaria, los estudiantes que tienen maestros de bajo rendimiento durante varios años  seguidos sufren pérdidas educacionales que son prácticamente irreversibles   (Ver, ob. cit. Pág. 388). Y el autor se pregunta a sí mismo ¿cuál es el secreto para tener buenos maestros? El estudio de McKinsey responde: la selectividad. O sea, la forma en que se recluta el profesorado. 

Yo no sé si trayendo profesores de fuera se va a solucionar el problema. Pero de que la calidad de la educación transita por la transformación  del educador no cabe la menor duda.

Ahí tienen los movimientos populares y los que han llevado la vanguardia en esta reivindicación del  4 por ciento del PIB  una motivación adicional para mantener activa la lucha y una forma concreta de monitorear el empleo de los fondos. La Educación es algo muy serio para ser dejada en manos de los gobiernos de turno.

 ¿Qué porcentaje de los 99,000 millones de pesos del Presupuesto del 2013 será destinado a la formación profesional de los maestros? Luchemos por resolver eso.

El problema de fondo es la formación del profesorado como método para combatir.

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