Educación y desarrollo

Educación y desarrollo

La educación es fundamental para el desarrollo, como plantean todos nuestros políticos y maestros de todos los niveles. Se necesita la educación para mantener las más elementales estructuras sociales, para poder desarrollar los grandes procesos y para vincularnos con el mundo. Sin educación suficiente y eficiente estaremos aislados como individuos y como país.

Es imposible para una nación, en este nivel del crecimiento humano global, desvincularse de los procesos educativos del resto del mundo y es casi un contrasentido, en el siglo XXI, que estemos todavía hablando de analfabetos.

Para cualquier Estado, incluyendo el nuestro, no es alegato la falta de recursos para justificar la existencia de analfabetos.

Es evidentemente que la politiquería, en los pasados años, fue la responsable de la destrucción de muchos de los sistemas que servían para educar a la población e incluso llevó a que ilustres y muy buenos maestros se alejaran de las aulas para evitar los atropellos y las desconsideraciones.

La escuelita particular, la escuela de los barrios pobres, la que abría en la sala una matrona interesada únicamente en que los niños aprendieran a leer y escribir, fue destruida por presiones políticas inexplicables.

Hoy se habla de analfabetismo en los barrios de Santo Domingo, donde hay escuelas estatales que no llenan los cupos de que disponen.

Pero lo que es peor, como han planteado educadores, estamos con serias deficiencias a nivel de maestros. Esto es peligroso porque estamos reproduciendo, en niveles cada vez mayores, esas graves deficiencias. Maestros deficientes generan alumnos deficientes y esa deficiencia es una enorme bola de nieve que crece constantemente mientras rueda. El tamaño de esa bola ya está resultando muy pesada para nuestro nivel de desarrollo y las necesidades de nuestra convivencia social y crecimiento económico.  La ignorancia que se ha multiplicado está perjudicando el desenvolvimiento elemental del Estado y está fomentando la destrucción de valores y hasta el delito por ignorancia.

-II-

Un caso triste que revela nuestra pobreza educativa y el nivel que alcanza ya en nuestros estamentos de decisión pública, es el del bar que se instaló en lo que fue la casa natal del Patricio Ramón Matías Mella, en la calle Sánchez #206, en la antigua ciudad.

Ese permiso se dio por la ignorancia de las autoridades municipales, porque a la escuela a la que asistió el funcionario que firmó la autorización al parecer nunca lo instruyó de que esa era la casa de Mella y hasta es posible que el funcionario ignorara – y hasta ignore —  quién fue el Patricio.

Justo cuando se cumplirán 189 del natalicio de Mella, el próximo día 25 de febrero, debería de alguna manera el municipio y la sala capitular en particular disponer algún tipo de desagravio para la población que todavía tiene los sentimientos patrios vivos.

La ignorancia rampante en el sistema educativo es la fuente de la destrucción de los valores patrios y de la desnacionalización.

En este campo, los dominicanos parece que estamos caminando hacia atrás. Cuando otros grupos nacionales, en todo el mundo, están reafirmando sus valores para reconfirmar, en medio de esta marea globalizante, sus valores patrios, estamos destruyendo nuestra escuela, la fuente nutricia de la Patria y por tanto estimulando la desnacionalización.

Si es que conservaremos nuestra identidad como nación o si es que nos volvernos cola de ratón –no de león— está en nuestras manos decidirlo, pero no nos queda mucho tiempo.

Desde el advenimiento de los medios de comunicación globales avasallantes, las naciones con poca profundidad cultural están cada vez más disminuidas.

Este es un reto que tenemos que responder y del que no podremos escabullirnos.

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