Los reclamos de amplios sectores de la sociedad del 4% del PIB para la educación, hacen propicia la ocasión para aclarar algunos conceptos y datos acerca de las relaciones que existen entre la educación y la economía.
De los factores que intervienen en el desarrollo económico, los más importantes son los de tipo técnico y humano, en los cuales la educación es fundamental. R. Solow estimó que sólo el 10% del aumento de la producción puede atribuirse al crecimiento demográfico y los recursos materiales, mientras el resto se debe al progreso tecnológico. Las investigaciones de Massel en Estados Unidos y Aukrust en Noruega confirman lo anterior.
Reddaway y Smith señalan que en el Reino Unido sólo el 25% del aumento de la productividad en la industria de transformación se debe a aumento de capital y mano de obra, y el 75% restante al factor residual (progreso tecnológico). Del mismo modo, T. Schultz, en Estados Unidos concluye que éste se debe en un 17% al aumento de los factores materiales de la producción (capital y fuerza de trabajo), y el 83% restante al factor residual; mientras en países menos desarrollados, ese factor es más bajo: un 62% para Argentina, 50% para México y 45% para Brasil, pues, el aumento en la mano de obra depende del aumento de la producción.
Estos y otros hallazgos en investigaciones de reconocida probidad no toman siempre en cuenta los valores culturales y religiosos, las coyunturas políticas y comerciales y los contactos con otras culturas. Una guerra civil o internacional u otra coyuntura, como la adhesión a un mercado común o la escasez relativa del petróleo, pueden resultar importantes en el orden económico.
Los recursos humanos calificados pueden considerarse como productos de carácter inelástico, ya que no pueden adaptarse a corto plazo a la demanda. De ahí la necesidad de planificar los servicios educativos con por lo menos 20 o 30 años de adelanto, con ajustes sobre la marcha con programas de formación escolar y extraescolar. Aquí cabe distinguir entre demanda social de estudios, necesidades identificables de personal calificado y capacidad real del mercado de trabajo para absorber personal; ya que éstos objetivos son frecuentemente confundidos. Por ejemplo, en el país tenemos gran demanda social de estudios médicos y existen necesidades identificables de médicos, pero el mercado de trabajo no permite el incremento sustancial de esos profesionales.
De ahí la necesidad establecer las condiciones que permitan utilizar a los egresados de los diferentes programas, para lo cual hay que tener en cuenta tanto a las agencias estatales como a las entidades privadas que los emplean, y ofrecer educación terminal en cada ciclo.
Harbison identifica cinco problemas mayores de recursos humanos en los países subdesarrollados:
a) Rápido crecimiento demográfico;
b) Creciente desempleo en los sectores modernos de la economía y extendido subempleo en la agricultura tradicional;
c) Escasez de personas calificadas en áreas críticas, requeridas para impulsar el desarrollo.
d) Falta de desarrollo de las organizaciones movilizadoras del esfuerzo humano;
e) Falta de incentivos para dedicarse a tareas vitales para el desarrollo.