Educación y empoderamiento

Educación y empoderamiento

MARTHA PÉREZ
La campaña nacional contra el dengue iniciada el martes 19 de septiembre, con los auspicios de las Secretarías de Estado de Educación y de Salud Pública, demostró que el apoyo interinstitucional, público y privado, social y comunitario, facilita la creación de sinergias para la integración y la participación pública y social. Y que los actores “materia prima” para eficientizar las acciones están ahí, y es el público que conforma las unidades sociales sectoriales y multidisciplinarias de la sociedad dominicana, sobre todo, los estudiantes de todos los niveles, ciclos y modalidades de nuestro sistema educativo. La integración de esos actores determinó el éxito de la campaña, primero, porque se ofreció un elemento importante para la participación que es la oportunidad, segundo, porque se facilitó el acceso a la información, que es otro de los elementos claves para una integración y participación eficaz.

Es evidente que cuando se sirve información oportuna y veraz se mueve el interés de integración y participación. No olvidemos que con la información se sirve el conocimiento, por tanto, se educa. Y cuando determinado público recibe nuevos conocimientos la reacción es positiva por naturaleza, pues se siente “capaz” y es ahí donde prende la motivación y el interés por participar. Es el momento en que los actores hacen suya cualquier situación, empoderándose de la misma, con lo que contribuyen a mejorarla o revertirla. Alguien dijo que “nadie defiende lo que no ha ayudado a construir”. La educación es un asunto de todos. De abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Quedó demostrado, en este caso, con la proyección del video sobre el vector transmisor del dengue, el mosquito Aedes aegypti; un video para informar y/o entrenar al personal que participa en la campaña y que por la forma y dimensión en que se está haciendo, ha podido llegar a un público multisectorial y multidisciplinario que a la vez que se retroalimenta va difundiendo la información, originando un mayor nivel de conciencia ciudadana sobre esta peligrosa enfermedad.

Cuando se inició la alarma sobre el brote de dengue, daba la sensación de falsa alarma y al mismo tiempo de gran preocupación, porque el asunto era manejado a través de los medios de comunicación, como noticia o desmentido de ésta, lo que parecía, en algunos casos, más que orientación ciudadana, publicidad y proyección personal o institucional. Debemos reconocer que Salud Pública rápidamente agarró la sartén por el mango y comenzó a encaminar acciones para enfrentar la situación. Algunos sectores iniciaron un proceso de fumigación (desconocemos si coordinado con Salud Pública u otra dependencia competente para el caso) muchas veces sin la debida información a los receptores de tal acción, de manera que pudieran participar, tomar las debidas medidas posteriores y evitar que sean confundidos o sorprendidos por antisociales que siempre buscan “pescar en río revuelto”, como fue el caso de una vivienda en San Cristóbal, donde falsos fumigadores robaron.

Lo relevante de haber reconocido rápidamente la situación y alertar en la misma dimensión a la población, es que el nivel de conciencia sobre el dengue se ha elevado, mucha gente de la denominada común habla del Aedes aegypti, así, por su nombre científico (aunque sea con incorrecta pronunciación) , y trata de tomar las medidas aprendidas. Es que se ha brindado la oportunidad para el acceso a la información y a la participación, lo cual es imprescindible al momento de educar y de procurar que la gente conozca y se empodere de sus propias problemáticas. Sería saludable que en lo adelante, con y sin brote de dengue o cualquier otra epidemia, tomemos en cuenta que los actores para ejecutar las acciones están ahí, sin costo adicional que no sea el de la oportunidad para conocer la información, adquirir conocimientos y participar, conjuntamente con los tomadores de decisiones.

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