Educación y formación de maestros

Educación y formación de maestros

Para que el país disponga en un mediano plazo de suficiente mano de obra calificada, debemos comenzar por ofertarles a todos los niños y jóvenes una educación de calidad; para hacerlo, requerimos, además de planteles escolares bien equipados, de maestros profesionalmente bien formados.

Una buena parte de los más de 60 mil maestros que sirven en el sistema dominicano de instrucción pública no posee las capacidades requeridas para involucrarse en un proceso de reforma de la educación con miras a enfrentar los retos del presente y de un futuro no muy lejano. Por ello, los programas de formación y capacitación de maestros que ofertan las universidades y los institutos superiores especializados están siendo reformados.

Las condiciones de vida de una mayoría de los docentes que sirven en escuelas públicas siguen siendo inferiores a las de cualquier obrero o a las de cualquier empleado. Sus bajos salarios no les da para comprar libros ni para suscribirse a periódicos y a revistas especializadas. ¿Cómo puede un docente ofrecerles a sus alumnos recetas de bien vivir con un sueldo de apenas 7 mil pesos mensuales por tanda?

La sociedad dominicana no valora el maestro en su rol como individuo y como dirigente de la comunidad. Estima su oficio como un quehacer de gentes fracasadas. Una mayoría de docentes sobrevive sin esperanza en un estado de eterna pobreza.

La escuela dominicana es predominantemente pública. Más del 70% de los casi tres millones de escolares residentes en la República Dominicana cursa estudios en escuelas públicas. El gasto público anual por alumno del nivel básico aquí es de apenas 226 dólares, y menos de 200 dólares el de media, con el agravante de que muchas horas de clase dejan de impartirse. Hasta febrero recién pasado, cientos de estudiantes de escuelas públicas no habían recibido una sola hora de clase en lo que iba del año.

Comparemos las cifras de más arriba con el gasto privado anual por alumno del subsistema nacional de colegios privados de primerísima categoría. El gasto privado promedio anual por alumno en el nivel básico es de alrededor 2000 dólares, y más de 2200 dólares en el nivel medio. Los estudiantes de ese subsistema reciben 7 horas de clase diaria; 35 horas de clases semanales; 150 mensuales, 1500 horas por año. Es decir, 500 horas más que las mil anheladas para estudiantes de escuelas públicas. La docencia de esos colegios está a cargo de profesionales de la educación que devengan salarios varias veces superiores a los devengados por sus colegas de escuelas públicas. Menos del 10% de los escolares dominicanos disfrutan de las bonanzas de ese subsistema. Claro está que eso no es justo.

Las modificaciones que se le hizo al sistema dominicano de instrucción pública contemplaban que éste habría de ser sostenido con una inversión anual de no menos de un 4% del PBI. Eso ocurrió al inicio del Plan Decenal de educación 1993-2003. Pero, lamentablemente, los gobiernos que se sucedieron no cumplieron con lo pactado. Y, como en otras ocasiones, la falta de recursos económicos ha venido siendo suplantada por los esfuerzos y sacrificios de muchos.

¿Qué porcentaje del gasto público se necesita hoy para reformar la escuela dominicana? Mucho más del 4% del PBI que hoy demandan grupos representativos de la sociedad dominicana. No obstante, el hecho de que lo hagan, nos abren las esperanzas de tener una escuela mejor.

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