“Educando en casa”

“Educando en casa”

¿Y quién dijo que es fácil? Para nada mi gente, definitivamente que “Zapatero, a sus zapatos”, ¡esto no es fácil!

Muchos estamos así, al grito de esta tareita que nos ha tocado enfrentar, pero la realidad es que el mundo entero está en las mismas… Esta pandemia del COVID-19 dispone un desafío sin precedentes para la educación.

Según reportes de la ONU, hasta el momento, más de cien países han tomado la decisión de cerrar temporalmente sus escuelas, y además, también se les ha pedido a muchos padres de familia que trabajen en casa.

Estas maneras de distanciamiento social son necesarias para ayudar a disminuir la propagación del virus y prevenir la sobrecarga de los sistemas sanitarios; pero con la intención también, de que los niños y adolescentes continúen estudiando en sus casas para no interrumpir su enseñanza académica, llevando a los centros educativos a continuar el desarrollo del proceso de aprendizaje a distancia, de la mano de la tecnología y aplicaciones educativas.

Pero ahora, con mucho más de la mitad de la población estudiantil del mundo, 1.370 millones de estudiantes en casa, muchas familias enfrentamos nuevas dificultades: ¿cómo dedicarle esa atención particular a los niños cuando continuamos trabajando, y al mismo tiempo no entrar en pánico durante este brote sin precedentes?

Lo primero es reconocer que todos estamos en las mismas, así que confortémonos sabiendo que no estamos solos, que juntos podremos superarlo, y los grupos de whatsapp por ejemplo, del curso de nuestros hijos nos puede ayudar a apoyarnos unos a otros con las experiencias en este tipo de enseñanza.

Como en este país esa formación aún no es una opción, estamos tratando de sobrevivir en alta mar sin saber nadar. Por lo cual, es imprescindible que el centro educativo pueda definir con los padres y los alumnos las reglas del aprendizaje a distancia.

Elaborar las preguntas, las formas de monitoreo y los ejercicios de formación utilizando estrategias de aprendizaje digital o en línea, implementando enlaces o aplicaciones con contenido académico, facilitando que los profesores puedan estar accesibles para inquietudes, y puedan ofrecer un seguimiento diario o semanal a distancia con los estudiantes.

No se puede dejar de lado las ventajas que pudiéramos verle a esta educación en el hogar, como es el que el niño aprenda de una forma completamente distinta y creativa, dándonos la facilidad de manejar nuestro tiempo y enfocarnos con mayor detenimiento en las materias que le cuesten más, así como potenciar exclusivamente sus cualidades.

No lo había visto de este punto de vista, pero la realidad es que pudiéramos asumirlo como una oportunidad de influencia, puesto que al pasar más tiempo de calidad con ellos y, sobre todo, involucrarnos en el modelo educativo que están llevando nuestros hijos, podemos abordarles los conceptos bajo nuestros principios y/o creencias.

Yo creo que después de todo, esta vivencia nos debe servir para hacer un alto en el camino, y reflexionar, analizar y hasta valorar todo lo que tenemos, así como aprender a respetar más la labor de cada quien, ahora que no tenemos esa secretaria en “la oficina”, esa señora doméstica que nos hace todo, o esos profesores que tanto les enseñan a nuestros hijos, es que nos damos cuenta lo mucho que exigimos y reclamamos eso que nosotros mismos no somos capaces de hacer.

Dentro de toda esta incertidumbre, temor y hasta agonía por la época que estamos viviendo, realmente pienso que este tiempo solitos en casa, en familia, pasando cada instante juntos (a pesar de lo que muchos puedan decir) debe servirnos para conocernos mejor, para tolerarnos, admirarnos y amarnos más, darnos ese calorsito y ese tiempo de calidad, que los afanes diarios no nos permite hacer. Cuando retornemos a la normalidad, hasta mucho lo vamos a extrañar, ¡de seguro que sí!

Por: Lic. Kedmay T. Klinger Balmaseda
Psicóloga Clínica
klinger_psicología@yahoo.es

Publicaciones Relacionadas

Más leídas