Educando frente a la adicción: ¿hacia dónde vamos?

Educando frente a la adicción: ¿hacia dónde vamos?

Empecemos por una reflexión sencilla. El desarrollo de una sociedad se fundamenta en, al menos, seis pilares fundamentales: educación de calidad, garantía del estado de derecho e instituciones fuertes; innovación tecnológica, visión colectiva de futuro, infraestructuras de calidad, sentido equidad y salud garantizada.

Estos elementos no son concluyentes. Sus matices permiten una serie de combinaciones que lo enriquecen y consolidan, hasta convertirlos en referentes de progreso y ruta invariable de bienestar social.

Así lo podemos advertir en Singapur, con su apuesta a un Estado eficiente; Corea del Sur, que pasó de ser un país eminentemente agrícola a una potencia tecnológica, o Finlandia, que transformó la educación en un motor imparable de la equidad e igualdad.

Estas experiencias son altamente conocidas en el mundo. Muchos países de nuestra región han buscado adoptar o adaptar en su contexto estos modelos de éxitos educativos y de desarrollo integral.

Sin lugar a duda, la adopción de estas prácticas ha permitido ciertos avances en algunos campos de países subdesarrollados. En otros, chocan de manera directa con las históricas estructuras de desigualdades sociales y económicas que reproduce el sistema, falleciendo en sus primeros intentos.

Sin embargo, es de vital importancia reiterar siempre estos pilares de desarrollo integral, como forma de hacer conciencia y despertar el pensamiento crítico en una generación que, como la actual, pareciera ser educada en el consumo adictivo de contenidos triviales que asumen, recrean en su memoria y condicionan su modelo de vida.

¿Hemos pensado alguna vez cómo vamos a lidiar con la cantidad de niños, adolescentes y jóvenes que quedarán a su suerte por su incompetencia, ante a su adicción a contenidos vacíos y su adoración al poco esfuerzo?

 ¿Tendremos el valor de mirar a sus ojos llenos de sueños y esperanzas rotas, ante un sistema que no tomó a tiempo las medidas correctivas para orientarlos?

Los comportamientos que vemos hoy que nos asombran, como la exposición sexual explícita de la influencers autodenominadas La Menor Queen y Chupamela, en un aula escolar, serán juegos de niños ante lo que se prevé para un futuro.

Como ciudadano, no me permito silenciar esta realidad a granel ni, mucho menos, comulgar con estas expresiones como quien está obligado a aceptarlos sin más remedio los hechos, o a vivir al ras de sus fuerzas y facultades destructoras de seres humanos en su plena formación o edad productiva.

La razón de esto es sencilla: aunque veamos movimientos de seres humanos aparentemente normales, que gozan de banalidades sin remedios, no me puedo imaginar la existencia de vida útil cuando en el centro de su esencia se percibe un mundo superficial que destruye su esencia. De esto, solo vivimos el principio.

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