Siempre nos ha sorprendido hasta la admiración la dinámica de la existencia de tantas instituciones culturales desde los años setenta y cinco en adelante hasta hoy dónde poder hacer tejido y red de conocimientos y saberes en República Dominicana.
En aquellos años, nos motivaban los clubes sociales y culturales de la diversidad de barrrios y barriadas cuyo público se interesaba en las conmociones y situaciones del mundo.
Recordamos talleres de literatura y poesía donde la juventud leía y declamaba a pecho abierto poemas de Rubén Darío, Ernesto Cardenal,Pablo Neruda y tantos más.
Aterrizando a nuestros días, no logramos entender por qué veinte a treinta años después, no hemos alcanzado un cemento, una fina capa de ciudadanos y ciudadanas que se responsabilicen creciendo con cultura y educándose con la exigencia de regular un método personal primero donde cada ser alfabetizado y escolarizado se imponga ir más allá de los límites del pensum escolar y académico para la obtención de un título que en muchos casos solo tiene utilidad de brillar en una tarjeta de presentación para arrebatar círculos cerrados de Doctores sin ejercicio.
En todo esto vemos mucha irresponsabilidad ciudadana desde las familias que piensan que el Estado y los Ministerios Delegados lo tiene que dar todo… Pues no, los primeros educadores somos nosotros para nosotros mismos y para nuestro entorno familiar.
Los padres y madres tienen que desarrollar un esfuerzo dedicatorio para sistemáticamente -porque la cultura y la educación es una red , un sistema que se alimenta de esfuerzos y obligaciones- para crear un medio ambiente, una atmósfera que inspire leer, observar , reflexionar y compartir conocimiento y entendimiento en el mismo seno del núcleo familiar.
Ejemplos no faltan: La escuela enseña a leer, pero los padres y los maestros tienen que buscar formas y actitudes para alimentar el interés de la lectura… qué preciosos aquellos momentos imborrables de nuestras memorias cuando un padre y madre se acercan a un hijo para entonar con interpretación la lectura de cuentos y poemas antes de dormirse… y frecuentar luego una biblioteca infantil con los maestros que nos ayudan a buscar el libro que nos pueda revelar magias , fantasías y realidades , más allá de nuestro mundillo y sentir que pertenecemos al mundo.
Este trabajo -y es un trabajo minucioso- no lo puede hacer sola La feria del libro que de hecho es una oportunidad exclusiva y única para que durante el año, año tras año, las escuelas, colegios, liceos y universidades se apropien de esta oportunidad para desarrollar en las clases y en las familias espacios para compartir a través de la literatura y del libro.
La Feria Del Libro es un instrumento que ofrece el Estado a la ciudadanía y es dentro de este espacio que tienen que surgir dinámicas, proyectos, perspectivas que eduquen con cultura y que consideren la cultura como una plataforma abierta , plural, para educar.
Por eso creemos en sistemas educativos abiertos a la vida, a la naturaleza, a la diversidad plural y global.
En este sentido, la educación de hoy tiene que afincarse a todos los instrumentos , estructuras , eventos manifestaciones y convocatorias que nos ayuden a crear un público ciudadano educado y culto.
En este sentido, los medios de comunicación tienen una gran responsabilidad y pone mucho a pensar la desaparición y el cierre en el conjunto de los medios, salvo una o dos excepciones de suplementos culturales y educativos que abren las familias a las problemáticas culturales de nuestros tiempos.
Necesitamos también, antes de lanzarnos en proyectos mediáticos culturales, pensar y regular una estrategia nacional de ética para los medios radiales y televisivos que permita exigirle a los comunicadores un nivel de lenguaje depurado y correcto que convierta la comunicación en un privilegio de la palabra precisa, inteligente y edificadora.
Los medios radiales y televisivos, si no reciben una exigencia de lenguaje y de contenidos, pueden dañar a pasos gigantescos todos los esfuerzos de buenas políticas educativas y culturales… Hoy día estamos amenazados por mucha dejadez en ese sentido.
Dar ejemplos no es imponer modelos, es referenciar para reflexionar. El sistema educativo francés ha integrado la ética y al cultura como elementos fundamentales de la educación.
Desde la maternal, los niños tienen actividades lúdicas de teatro, poesía, danza, deportes etc y los maestros y maestras tienen el apoyo del Estado y de los ministerios para desarrollar proyectos integradores en la sociedad.
Es totalmente natural que cada teatro con programaciones de motivación para los escolares ofrezca tarifas preferenciales para los grupos y permitan que las escuelas hagan proyectos para darle seguimiento a una obra desde su libreto hasta su montaje y su premiere frente al público.
Tales direcciones se pueden hacer con las ciencias y la tecnología, una clase puede integrarse al equipo técnico y científico y ver desde el concepto hasta la producción lo que significa un air bus, un tgv, o un proyecto de energía limpia eólica.
Las escuelas tienen que salir a la sociedad y la sociedad tiene que entrar en las escuelas con dinámicas que integren al alumnado y al estudiantado en ciudadanos potenciales de mañana.
En República Dominicana no faltan los elementos sociales integradores, los museos nacionales tienen políticas escolares, las bibliotecas igualmente, los teatros están abiertos a solicitudes y propuestas.
El Ministerio de Educación contempla muy precisamente para el futuro inmediato acciones de capacitación y formación con las escuelas , los liceos y las direcciones provinciales, políticas de capacitación para que se eduque con la visión de la cultura. Ahora bien tienen que surgir elementos selladores y reguladores que le den seguimiento sistemático y organizado a estos nuevos desafíos frente al nuevo milenio. Los maestros son los primeros protagonistas con los padres, madres y familias, tenemos que estar conscientes de adquirir los fundamentos esenciales de la identidad ciudadana como escalafón fundamental para ir más allá y enriquecerse de las nuevas exigencias de la educación y de la cultura frente a los desafíos de los próximos veinte años.
La sociedad en su totalidad tiene que entender que los niveles de superación, crecimiento cultural y educativo de los pueblos pasa por procesos donde el conjunto de la sociedad se implica. Esta implicación garantiza niveles de democracia y diálogo. Todos los ministerios tienen que contribuir al alcance de una educación eficiente, garantizando a sus funcionarios esquemas de formación y esfuerzo de competencia.
Estamos frente a un planteamiento de sociedad que no puede resolverse con miras politizadas dirigidas exclusivamente hacia un ministro o un Ministerio. Se debe levantar urgentemente un estrategia nacional de objetivos inmediatos, a corto y a mediano plazos, haciendo de la educación y de la cultural objetivos de todos, multiplicando las responsabilidades de todos, ministerio por ministerio, institución por institución, multiplicando las energías ciudadanas sin caer en camarillas politiqueras.