MARHTA PEREZ
El cambio climático es un asunto de preocupación mundial, tema de alto interés en las agendas de debate regional y bi-regional, sobre todo, de pequeños Estados insulares en vías de desarrollo. Los impactos adversos del calentamiento global están causando considerables pérdidas socio-económicas, en infraestructuras y asentamientos humanos costeros; de la biodiversidad biológica, como destrucción de arrecifes coralinos, humedales, estuarios y cambios en las características biofísicas de zonas costeras.
Los impactos de las tormentas Noel y Olga evidencian un incremento del grado de vulnerabilidad del territorio dominicano ante fenómenos climáticos extremos, así como la urgencia de considerar una política de gestión de riesgo y adaptación al cambio climático que vincule a todos los actores y sectores, como parte de la estrategia nacional de desarrollo.
Nuestro país es signatario desde 1992, de la Convención Marco sobre Cambio Climático, y ha avanzado en los mandatos de la misma. Se trata ahora de impulsar y fortalecer la educación para el cambio climático, tal como lo expresó el presidente Fernández, en ocasión del Día de la Tierra (22 de abril) y el Secretario de Estado de Medio Ambiente, Omar Ramírez, en la Reunión Ministerial de la Cumbre de Presidentes de Centro América y el Caribe sobre Cambio Climático y Medio Ambiente, celebrada recientemente en Honduras.
Elevar el nivel de conciencia ciudadana sobre la cuestión del cambio climático es una de las vías esenciales para hacer frente a los retos sin precedentes que presenta la actual situación ambiental mundial. El Cambio Climático debe ser un tema obligado en la enseñanza de todos los niveles, ciclos y modalidades de la educación, para poder dinamizar las políticas de mitigación, prevención y adaptación a este fenómeno. El país ha asumido importantes compromisos en el cuidado de la Tierra, el manejo ambiental y el desarrollo económico, a lo que debe sumarse la participación ciudadana.