Educar sin pegar

Educar sin pegar

KEDMAY T. KLINGER BALMASEDA
El castigo físico es aceptado por un amplio sector de la población como método de “disciplina”, pero esto es un error,  porque tiene serias consecuencias físicas y emocionales, se trata de violaciones a los derechos de los niños y adolescentes.

Coincido con Save the Children, (organización enmarcada en la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño) al considerar que el castigo físico y humillante es una forma de violencia contra los niños y una violación de su derecho a la integridad física y a la dignidad. Es por esta razón, que he decidido mandar un mensaje claro a la sociedad: golpear a los niños es tan malo e ilegal como golpear a cualquier persona. No podremos reducir los niveles tan altos de violencia mientras sigamos tolerándola contra los niños, algo tan común y aceptado en estas sociedades.

Es muy importante que entendamos que nadie aprende a golpes: “Si le das una nalgada a tu hijo hoy, mañana tendrás que darle dos”. Los niños suelen adaptarse a las situaciones.

Siglos de cultura por imposición, hacen que la lucha por eliminar el castigo corporal como método de educación, sea parecida a las conquistas que han ganado las mujeres por la igualdad de género. Pero yo espero que poco a poco se empiecen abrir espacios en las leyes y en la conciencia de las personas.

¿Por qué?. Porque definitivamente los golpes sólo modelan violencia. Muchas veces vemos que cuando a un niño se le golpea, se le dice: es por tu bien, así que no te enojes, porque si te pones insolente te pego de nuevo, ese niño tiene que reprimir mucho. Y como el niño no puede vivir sin sus padres y decir: ya me han pegado mucho, así que me voy; comienza a justificar la conducta de sus padres y piensa: “Me pegan porque soy malo”.

Además, suponiendo que el golpe sea un castigo efectivo – que no lo es- , debe ser consistente con la conducta que uno quiere que no se dé. Pero los padres no pegan consistentemente; pegan, por lo general, cuando están sobrepasados. Entonces, la misma conducta que quieres castigar a veces se castiga con un golpe y a veces no, dependiendo si el papá o la mamá está con más paciencia, de mejor humor o más cansados. Con esto, lo que el niño aprende es que se le castiga de acuerdo con el humor de los papás, no por la conducta, y que los conflictos pueden resolverse de un modo violento.

No hay ninguna posibilidad de que los golpes hagan bien: además, están asociados a maltratos sicológicos, insultos, descalificaciones, porque cuando el papá o la mamá pega, como está asociado a una emoción, casi siempre los golpes vienen con frases como ‘eres un inútil’, ‘eres un tonto’ o ‘hasta cuándo me mortificas’”.

Es muy importante recalcar que poner límites es diferente a golpear, los especialistas hemos coincidido en que muchas veces,  los golpes se confunden con los límites. Que los padres creen que cuando les dicen que no les peguen a sus hijos les están diciendo que no hay que ponerles límites. “Pero sí hay que ponerles límites, con firmeza, pero sin golpes. Y eso requiere mucha paciencia, perseverancia y creatividad.

Por esta razón, es que me he tomado el atrevimiento de ofrecerles unas ideas para educar sin golpes son:

_ Reflexione antes de pegar, no pegue con rabia.

_ Mida los castigos.

_ Una nalgada es muy distinto a la agresión de dejar marcada la palmada.

_ Decir NO fija límites y define principios.

_ Un firme NO evita amenazas e ira.

Cuando regañe o castigue a su hijo no olvide que la sanción debe ser justa y de inmediato debe tener una explicación, teniendo en cuenta que el castigo físico y las palabras ofensivas dañan la auto estima del niño enseñándolo a actuar con violencia y convirtiéndolo en un niño triste. Un niño educado con límites y normas claras es un niño feliz.

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