Edward Kennedy y los hispanos

Edward Kennedy y los hispanos

Edward Kennedy pasará a la historia como el protector de la inmigración latinoamericana. Autor de más de 300 leyes, gracias a su continuo apoyo se pasaron varias reformas inmigratorias  que hicieron posible que muchos indocumentados pudieran obtener status de residentes legales. Como director del Centro Hispano de Washington colaboré con él y con su hermano Bobby para que muchos trabajadores  hispanos legalizaran su situación.

De eso no se ha escrito lo suficiente. Recuerdo a Marta Tavares, mucama de una familia adinerada de Virginia, quien había perdido su visa diplomática al dejar de trabajar para el embajador que la trajo a los Estados Unidos pagándole como le pagaban en su país de origen.

Después de varios años Marta dejó al embajador y obtuvo trabajo en Maclean, Virginia, cerca de donde vivía el Senador Kennedy.

Al enterarse de su situación, él mismo se encargó de ayudarla a obtener el cambio de visa. Al dejar la embajada su status legal había pasado a ser irregular.

“El Senador siempre estuvo de nuestro lado”, afirma Arturo Rodríguez hoy día presidente de los Trabajadores Agrícolas Unidos (United Farm Workers), entidad fundada por el legendario César Chávez.

Recuerdo que, como sacerdote católico, estando Kennedy y Chávez presentes, me aventuré a decir la Misa usando tortillas mexicanas en lugar de hostias y ellos dos fueron los primeros en acercarse al altar durante la comunión.

“El maíz  es el símbolo natural del trabajador latinoamericano, así la comunión es mucho más significativa”, me dijo Edward después de la Misa.

“A partir de ese momento los votos de los hispanos a favor de los hermanos Kennedy fueron incondicionales”, afirma hoy Marta Tavares.     

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