¡Edward Tellería ENERGÉTICO Y PROVOCADOR!

¡Edward Tellería ENERGÉTICO Y PROVOCADOR!

Hasta finales del mes en curso, con los auspicios del Centro de Estudios del Arte Caribeño, la galería Mesa Fine Art, ubicada en la Plaza la Lira II (Av. Roberto Pastoriza #356 del sector Piantini), mantiene abierta la exposición de Edward Tellería, titulada “Dragón Flowers”, compuesta por más de veinte obras pictóricas, seleccionadas por Juan José Mesa como extracto representativo de la más reciente producción de este destacado e inquieto exponente de la plástica nacional que viene proyectando su obra con respuestas positivas en los Estados Unidos desde hace nueve años.
Entre las obras más resistentes o mejor logradas de “Dragón Flowers”, destacan las tituladas “Alquimia”, “Primavera”, “Evidencias”, “Tarde de otoño”, “Surprise”, “Bubbles”, “Vueling Lovers Lane”, “Messengers” y “Together forever” (2015), realizadas en técnica mixta sobre tela y facturadas con unos niveles de síntesis expresiva y riqueza plástica que nos permiten reconocer la intensificación de un proceso de dignidad discursiva ciertamente revelador en la producción pictórica reciente de Edward Tellería.
En una serie de composiciones habitadas por personajes, caballos, peces, flores, objetos de la vida cotidiana y signos culturales identitarios, el joven artista dominicano ensaya su íntima reformulación de la polisíntesis estilística que caracteriza la modernidad pictórica en Santo Domingo. Modernidad que se torna cristalina a través de un particular proceso transmutador de los postulados del Posexpresionismo figurativo, el Neosurrealismo, el Pop Art y el Expresionismo Abstracto.
Ante la apretada selección de obras que integran la muestra, resulta evidente una nueva dirección en la práctica creadora de Edward Tellería. El estallido de este nuevo instante de crecimiento cualitativo en la práctica artística de Tellería se aprecia ampliamente no solo en la “autonomía significativa” del espacio imaginario, sino también en un mayor refinamiento de su dicción plástica y de su sensibilidad poética, además de la elocuente efectividad metafórica del repertorio simbólico, el minimalismo expresivo y los vivaces juegos cromáticos y texturales que enriquecen la superficie imagética.
Los elementos protagónicos en las pinturas recientes de Edward Tellería son el espacio como territorio signico, el color-luz, la geometría sensible de la forma y la cifra simbólica como expresión de la sensibilidad, las ideas, los sentimientos, los sueños, las percepciones, las reflexiones existenciales y el proceso liberador del propio artista. Pero Edward Tellería es un creador rebelde, inteligente y provocador. Así que es casi seguro que terminaremos desconcertados al intentar cualquier interpretación o lectura “objetiva” de cada una de estas obras.
“En mi pintura se conjuga lo real con la ficción. No busco las imágenes, ellas me encuentran a través del trazo. Es como si mis sueños fueran reales. Entrando en un trance mágico, mi mente se funde con el lienzo y entonces llegan las ideas de una forma mágica, agresiva y agradable. Los conceptos rompen los parámetros de lo sublime para llegar a lo más profundo de una pasión energética, la cual se expande por toda la obra y entra por la mirada del espectador. Los colores se organizan de una forma que solo los pensadores pueden comprender. Yo encuentro la forma de que el cuadro atraiga al observador y de que la obra hable con él y tengan un diálogo más allá de lo normal”…
El enigma y el desconcierto se instalan en nuestra consciencia a partir del título de la muestra y del mismo motivo simbólico que el artista recrea de manera reiterada y sistemática: la flor “Boca de Dragón” (Antirrhinum majus), conocida también como abrebocas, antirrino, dragonaria, conejete, flor de la mortaja, flor del desengaño y flor del sapo, entre otras tantas denominaciones.
Se trata de una flor de formas caprichosas y colores amarillo, blanco, rojo, violeta, gris y rosado que se asemeja a la boca de un dragón ya que se abre y se cierra cuando se aprieta suavemente. Es una flor medicinal y espiritual. En la antigüedad, los alquimistas la relacionaban con la lealtad y en China se utilizaba para espantar las vibraciones o energías negativas. En el contexto de la mística occidental, esta flor es altamente estimada por sus virtudes amorosas y protectoras. Como si se tratara de una metáfora de la existencia, estas flores se reproducen bastante rápido, pero suelen marchitarse fácilmente, así que su disfrute es siempre efímero.
Mientras tanto, independientemente de las múltiples y enigmáticas claves significativas que pueda contener o desatar la lectura de las formas y las tonalidades “naturales” de las dragonarias, yo prefiero seguir fascinado con los esplendorosos juegos cromáticos y texturales de los recintos y espejismos asimétricos, monosimétricos y polisimétricos que se reactivan desde estos penúltimos, sutiles y energéticos territorios pictóricos que Edward Tellería ha facturado para su entrega de “Dragón Flowers” en Mesa Fine Art.

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