EE.UU. envió seis presos de Guantánamo a Uruguay

EE.UU. envió seis presos de Guantánamo a Uruguay

MONTEVIDEO, Uruguay. Seis presos detenidos durante 12 años en la base estadounidense de Guantánamo llegaron en calidad de refugiados a Uruguay, una nación sudamericana con una pequeña comunidad musulmana, en medio de nuevos esfuerzos del presidente Barack Obama para cerrar la prisión.

Los seis hombres —cuatro sirios, un tunecino y un palestino— fueron detenidos en 2002 como presuntos milicianos vinculados con al-Qaida, pero nunca los encausaron. Su liberación estaba autorizada al menos desde 2009 pero no podían ser devueltos a sus países de origen y Estados Unidos batalló por encontrar a algún país dispuesto a aceptarlo.

El presidente de Uruguay, José Mujica, aceptó recibir a los hombres como gesto humanitario y dijo que recibirían ayuda para establecerse en un país con una pequeña población musulmana de quizás 300 personas.

“Estamos muy agradecidos a Uruguay por esta importante acción humanitaria y al presidente Mujica por su fuerte liderazgo al ofrecer un hogar a individuos que no pueden regresar a sus propios países”, dijo Clifford Sloan, enviado del Departamento de Estado.

Entre los que llegaron está Abu Wa’el Dhiab, un sirio de 43 años que realizó una huelga de hambre de largo plazo en protesta por su confinamiento y quien fue el protagonista de una batalla en los tribunales estadounidenses sobre la alimentación forzada por parte de los militares.

El Pentágono identificó a los otros sirios enviados el sábado a Uruguay como Alí Husain Shaaban, de 32 años; Ahmed Adnan Ajuri, de 37, y Abdelahdi Faraj, de 33.

También fue liberado el palestino Mohamed Abdulá Taha Matán, de 35 años, y Adel bin Muhammad El Ouerghi, un tunecino de 49 años.

El gobierno de Uruguay emitió una declaración que confirmó la llegada de los liberados, repitiendo el texto de una carta de Mujica a Obama en la que dice que habían estado sujetos a un “secuestro atroz” en Guantánamo y exhortó a Estados Unidos a poner fin al embargo impuesto a Cuba hace 53 años. Funcionarios uruguayos declinaron hacer declaraciones el domingo sobre el traslado.

Cori Crider, abogada del grupo de derechos humanos Reprieve que defiende a Dhiab, alabó a Mujica, que fue prisionero político, por aceptar a los liberados.

“A pesar de años de sufrimiento, el señor Dhiab está enfocado en crearse un futuro positivo en Uruguay”, dijo Crider, quien viajó a Montevideo para reunirse con él y estaba preocupada por su salud tras una prolongada huelga de hambre. “El espera reunirse con su familia y recomenzar su vida”, agregó.

En una entrevista con The Associated Press, Crider dijo: “Tratamos de mandarle (a Dhiab) algunos jugos, pero el Departamento de Defensa (de Estados Unidos) nos dijo que no podíamos. ¿Pueden creer que las mismas personas que alimentan a la fuerza a los reos ahora le negaron unos jugos?”

Por su parte, Tamar Chaky, director de la Organización Cultural Islámica del Uruguay, dijo sobre la llegada de los liberados: “Es una medida excelente. Es un ejemplo para otras naciones sobre estos presos que sufren de esta injusticia y que deberían poder disfrutar de su libertad”.

Y Ramzi Kassem, abogado de Faraj, dijo que estaba “profundamente agradecido” a Uruguay por aceptar al prisionero.

“Al dar la bienvenida a nuestro cliente y los otros como refugiados y hombres libres, no como prisioneros, Uruguay ha mostrado que tiene el valor de (defender) sus convicciones”, dijo Kassem, profesor de Derecho de la City University de Nueva York, en una entrevista desde Panamá.

Uruguay ya ha recibido 42 refugiados de la guerra civil siria, quienes llegaron en octubre, ha dicho que acogerá a 80 más. Estas personas llegan a lo que puede ser el único país en las Américas que no tiene una mezquita, dijo Tamar Chaky, director de la Organización Cultural Islámica del Uruguay, quien prometió que la comunidad musulmana local los recibiría, pero dijo que ha habido contacto con el gobierno.

Pero en Uruguay no todos concuerdan con la decisión de Uruguay de recibir a los liberados. Juan Carlos, de 48 años y profesor de secundaria que no quiso dar su apellido, dijo en Montevideo que “eso un bluf, es una cuestión política y demagógica. No creo que había necesidad de hacerlo y no creo que hayan venido por una cuestión humanitaria”. Mujica aceptó recibir a los hombres en enero.

Miembros del gobierno de Obama se ha visto frustrado por el retraso del traslado y culpan al secretario de Defensa saliente, Chuck Hagel, de no aprobar antes el proceso.

Las fuentes dijeron que el acuerdo estuvo meses sobre la mesa de Hagel, esperando su firma como lo exige la ley, pero que el Pentágono no envió al Congreso la notificación para el traspaso hasta julio.

Para entonces, el proceso se había convertido en un tema comentado en la campaña electoral uruguaya y las autoridades del país sudamericano decidieron posponerlo hasta después de las elecciones presidenciales del 26 de octubre. Tabaré Vázquez, miembro de la coalición gobernante de Mujica y ex presidente, ganó la segunda vuelta electoral el 30 de noviembre.

El traslado deja el total de reos en la prisión en 136, la cifra más baja desde su primer mes de funcionamiento en enero de 2002.

Obama prometió cerrar la prisión cuando asumió el cargo, pero fue obstaculizado por el Congreso, que vetó enviar a los prisioneros a territorio estadounidense por cualquier motivo, incluso juicios, e impuso restricciones sobre su traslado al extranjero.

Esas restricciones se han suavizado después y Washington ya ha liberado a 19 presos este año. Las autoridades dicen que se esperan más traslados antes de final de año. Los prisioneros se han enviado a países de todo el mundo, pero éste es el contingente más grande reubicado en el hemisferio Oeste. En 2009 se enviaron cuatro presos a Bermudas y en 2012 otros dos a El Salvador.