EE.UU. es una sociedad con muy poca movilidad social

EE.UU.  es una sociedad con muy poca movilidad social

Estados Unidos es una sociedad con muy poca movilidad social o, como lo planteó en 2002 el profesor de Harvard y experto en esa materia Alan Krueger, «cada día parece más claro que tener un padre rico es el secreto para el éxito».

El planteamiento aparece en un trabajo de Pablo Pardo publicado por el diario español El Mundo, que recoge el planteamiento de Thomas Hertz, de American University, de que un niño nacido en el decil de ingresos (es decir, el 10% más bajo) tiene un 31% de posibilidades de permanecer ahí durante toda la vida.
Si se amplía la banda al segundo decil inferior (o sea, el grupo formado por las personas que son entre el 80% y el 90% de la gente más pobre), la proporción es del 43%”.
Según Krueger, si una familia tiene unos ingresos del doble de la media, tardará cinco o seis generaciones (entre 100 y 120 años) en bajar a la media.
En la década de los 80, la Teoría de la Transmisión Intergeneracional del Estatus Económico, del nobel Gary Becker, de la Escuela de Chicago, de orientación liberal, había reducido ese periodo a solo dos generaciones.
«La mayor parte del declive en movilidad absoluta se debe a una distribución más desigual del crecimiento económico en las décadas más recientes, más que al frenazo de la tasa de crecimiento del PIB». Dicho de forma menos complicada: la movilidad ha crecido porque hay menos redistribución.
La publicación considera que esa conclusión es una crítica frontal a la política de la Economía de la Oferta, que sostiene que hay que eliminar regulaciones e impuestos, en especial a los contribuyentes con ingresos más altos, para que así el tren corra más deprisa y todos lleguemos más lejos.
“Es el trickle down economics, la economía del goteo, que prevé que la sociedad se beneficiará de la bajada de impuestos al capital, porque éste generará más trabajo y, también, más recaudación fiscal.
La idea fue popularizada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, aunque el vicepresidente con el primero, George W. H. Bush, él mismo un multimillonario, la calificó de «economía de vudú».
Pero lo cierto es que hoy en día son las rentas del trabajo las que están más gravadas, mientras que el capital disfruta, tanto desde el punto de vista normativo como en el terreno de las realidades del día a día, de una menor presión fiscal”, señala.
Ofrece este ejemplo: el tipo fiscal de las grandes empresas de EEUU es del 35%, pero el real del 19,4%.
Afirma que es más difícil saltar de un nivel de ingresos a otro cuando las distancias son más grandes. O sea, cuando la sociedad es desigual. Un estudio de Chetty publicado en marzo por la Reserva Federal, por ejemplo, revelaba que un estadounidense nacido en el quintil más bajo de la población (es decir, en el 20% más pobre) tenía apenas un 7,5% de posibilidades de llegar al quintil más alto (al 20% más rico).
En Canadá, las oportunidades eran del 13,5%. Y en Dinamarca, del 11%. Esos países, no EEUU, parecen ser los nuevos adalides del sueño americano. Pero también es cierto que su desigualdad es menor.

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