Washington. EEUU evitó anoche un nuevo cierre de la Administración con la aprobación in extremis en la Cámara de Representantes de un presupuesto de 1,01 billones de dólares que financiará al Gobierno federal hasta octubre de 2015 y una extensión de dos días de los fondos actuales hasta que el Senado vote.
La Cámara de Representantes dio luz verde al presupuesto sólo dos horas antes de la medianoche, cuando expiraba la actual financiación, lo que hizo imposible que el Senado se pronunciara ayer sobre la medida. Para dar tiempo a los senadores y evitar una nueva parálisis administrativa, el Congreso aprobó sin objeciones una medida llamada “resolución continua”, que permitirá mantener la financiación dos días y que rubricó el presidente, Barack Obama.
El Senado abordará el presupuesto a primera hora del viernes pero no está claro cuándo votará. “Podría ser mañana -por el viernes-, podría ser dos días después”, dijo el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid.
“Hay algunas cosas en esta ley que enfadarán a algunas personas. Para ser sincero, hay muchas cosas de esta ley con las que no estoy de acuerdo. Pero esta ley es mucho mejor que una resolución continua temporal”, añadió.
El legislador se refirió así al plan B que preparaban los republicanos de la Cámara de Representantes en caso de que el presupuesto no recabara los apoyos necesarios, un escenario que parecía muy plausible en las intensas horas previas a la votación.
La opción alternativa para evitar un cierre administrativo, un compromiso que habían adquirido ambos partidos, era aprobar una resolución continua de dos o tres meses y retomar el debate sobre el presupuesto el próximo año con el control absoluto del Congreso en manos republicanas.
Finalmente, con 219 votos a favor (161 republicanos y 58 demócratas) y 203 en contra, el presupuesto salió adelante pese a la oposición que encontró el texto entre los legisladores del ala más progresista del Partido Demócrata, encabezada por la senadora Elisabeth Warren.
La Casa Blanca se implicó a fondo para asegurar los votos necesarios para dar luz verde al presupuesto, con llamadas del propio Obama y del vicepresidente del Gobierno a los congresistas demócratas que se oponían a la medida y la visita del jefe de Gabinete, Denis McDonough, al Capitolio.
La líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, consideró que estaban siendo “chantajeados” para aprobar la ley con el argumento de evitar una nueva parálisis administrativa.
“Estoy muy decepcionada por que la Casa Blanca crea que la única manera de aprobar esta ley es aceptando su contenido actual. Esa es la única razón que explica que digan que firmarían una ley como esta”, añadió.
La indignación de numerosos demócratas radica sobre todo en dos medidas con las que el propio Obama ha dicho no estar de acuerdo- la eliminación de restricciones a la financiación de campañas electorales y las enmiendas a la ley de reforma del sistema financiero conocida como “Dodd-Frank».
Esas enmiendas rebajan las exigencias a las grandes firmas previstas anteriormente a la hora de realizar operaciones de riesgo con derivados y otros activos complejos.
El ala más progresista del Partido Demócrata se hizo oír en esta ocasión más que los ultraconservadores del Tea Party, que en un principio también se oponían en bloque a la medida al considerar que no incluye una respuesta contundente a la regularización de más de 5 millones de indocumentados decretada por Obama.
Este grupo de legisladores, que pedía incluso forzar un cierre de la Administración para mostrar su rechazo a la orden ejecutiva, ha conseguido no obstante que el Departamento de Seguridad Nacional (con jurisdicción en inmigración) sea el único que tendrá financiación sólo hasta el 27 de febrero con una resolución continua.